OPINION

22 vías de acción para la supervivencia de TVE

ESTUDIO-1-PRADO-DEL-REY-TVE
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La regeneración de la política también pasa por una televisión pública que recupere su esencia de independiente motor informativo, cultural y creativo para un país mejor. Con una programación valiente e integradora, que no vaya a rebufo de las cadenas privadas, que arriesgue en producción propia y que genere una industria audiovisual más fuerte. Una TVE útil, de la que la sociedad se sienta orgullosa. Y eso se consigue recuperando la credibilidad a través de, al menos, 22 vías de acción.

1. La Presidencia de RTVE debe ser liderada por un profesional independiente del medio, mejor aún con una trayectoria vinculada a RTVE, pues es fundamental que conozca la historia y las necesidades de una cadena que no sólo es una cadena de televisión. Es una institución en la que es fundamental saber generar ilusión en los equipos, hacer sentir a los profesionales participes de un proyecto.

2. Sin independencia en los informativos, el futuro de TVE no existe. Los tiempos han cambiado y la cadena pública debe recuperar unos Telediarios creíbles, que sean aliados de la sociedad como herramienta para digerir la información en la era de sobreinformación. Aunque, además, la cadena necesita independencia creativa, que posibilite proyectos de ficción y entretenimiento que vayan más allá de lo preestablecido en la televisión comercial.

3. El Canal 24 Horas ha de convertirse en la gran referencia informativa. Su fórmula debe salir del encorsetamiento de las noticias de agencia, notas de prensa, instrucciones políticas y conexiones con mítines para también apostar por una mayor producción de reportajes propios, que realicen un retrato de la realidad de la calle más allá de los despachos. Tanto reportajes de corta duración, para contextualizar y profundizar tras los boletines diarios, como ampliar la presencia del género.

4. Los programas informativos de debate han de apostar por la mirada propia de expertos en las temáticas a tratar más que por los periodistas-gurú de una clara tendencia política. La televisión pública tiene la responsabilidad de abrir su espacio a los referentes de cada contenido, sea político y social, no quedarse en los contertulios de manual: con un discurso tan previsible, que aportan poco a la audiencia. TVE no puede quedarse en el efectismo de la guerra más superficial entre partidos.

5. La búsqueda de la integración. En los últimos años, los responsables de la televisión han entendido la cultura o los espacios de divulgación de realidades minoritarias como asuntos que resienten la audiencia. Por tanto, estos contenidos se relegan a guetos en tramos invisibles de La 2. Como si fueran una tediosa obligación. Hay que superar esta tradicional y retrógrada exclusión, el futuro está en la integración. TVE puede y debe hacer el equilibrio entre contenidos más comerciales y minoritarios. También en deportes, que no solo son fútbol y tenis. Incluso la cultura más minoritaria es interesante si se realiza a través de buen enfoque con mirada propia.

6. La historia del cine también es la historia de los cineastas de hoy... y de mañana. Televisión Española invierte en derechos de emisión de cine, especialmente dedica grandes cantidades económicas en la divulgación del cine del siglo XX. Pero también es crucial reflejar y proyectar el cine que se realiza en la actualidad en nuestro país. No sólo el comercial, también el independiente que, en su mayoría, se está quedando fuera del paraguas de TVE.

7. TVE debe abrir las puertas a los nuevos creadores. Desde las programación de Televisión Española se pueden realizar concursos de ideas o proyectos y hasta formatos con entidad propia, que sean un escaparate para explorar en ideas de nuevos cineastas, realizadores o cualquier tipo de creador.

8. Ya no existen programas de producción propia infantiles, que sean identificables por parte de la audiencia. Una televisión pública ha de invertir en espacios para los más pequeños que entronquen con la idiosincrasia del país. No sólo basta comprar series de fuera, hay que estructurar la programación del Canal Clan con espacios autóctonos que reflejen nuestras circunstancias, con los que aprender a aprender e incluso a imaginar.

9. Además de series de época, TVE necesita más valentía en ficción. No quedarse en el tópico de aquello que parece que siempre funciona, la prioridad de Televisión Española ha de estar en arriesgar en géneros y confiar en las series de autor. En este sentido, un acierto ha sido El Ministerio del Tiempo. Aunque, sobre todo, lo que es crucial es que que la cadena pública también realice ficciones que tomen el pulso a su tiempo, como Televisión Española hizo en los ochenta, con producciones que son un valioso fondo documental para entender la época. Es la gran asignatura pendiente, que aún está por explorar. No sólo con vistas al consumo dentro de nuestras fronteras, también en el exterior.

10. La inversión en ficciones de entretenimiento también necesita mimar la animación, para mayores y para pequeños. Series como Érase una vez la vida fueron cruciales para divulgar el cuerpo humano desde la diversión.

11. La televisión a la carta de RTVE.es ya no es una reposición secundaria, cobra la misma relevancia que la ventana de emisión tradicional desde el televisor. TVE ha innovado, en este sentido, con diferentes aplicaciones (+24, botón rojo..) y emisiones paralelas (Goyas Golfos, programas de Eurovisión), pero como gran cadena de televisión necesita impulsar las emisiones bajo demanda de todos sus contenidos con una experiencia de usuario más sencilla y más visual, para poder acceder desde todos los soportes con claridad e intuición. Será la principal forma de acceso a la programación en unos años.

12. TVE ha de seguir innovando en narrativas audiovisuales. Si esta Navidad y con la nueva temporada de El Ministerio del Tiempo ha experimentado con la grabación en 360 grados, la cadena pública debe enriquecer los contenidos televisivos con los nuevos lenguajes y formas de interacción con la audiencia.

13. Unos nuevos lenguajes que impregnar también en los elementos de continuidad de la cadena. Sin publicidad, no hay espacio para promocionar los productos de los diferentes canales. Sin embargo, TVE sigue funcionando con una parrilla muy parecida a cuando contaba con anuncios: no aprovechan adecuadamente los programas y las transiciones para llamar la atención del espectador. ¿Cómo? Ofreciendo contenido extra (de estrenos, emisiones, lanzamiento de películas, rostros de la cadena...) gracias a pequeñas píldoras visuales. Como consecuencia, la audiencia muchas veces no cuenta con instrumentos para conocer la oferta de la corporación. No se entera.

14. El público debe ser más partícipe, sentir la televisión pública más transparente, más cercana. Es suya. Los programas han de estar pegados a los espectadores de forma real, no sólo a través de cuatro mensajes de tuiter desvirtuados. En el transcurso de la programación se puede integrar, por ejemplo, microsecciones participativas, que a modo de apariciones de 40 segundos dinamicen la parrilla y hagan más próximos los canales. Incluso sacando las cámaras a la calle, dando carta blanca a los peatones para que digan lo que quieran: sus quejas, sus pataletas o lo que se tercie. En definitiva, abrir la televisión a la calle de múltiples formas, promoviendo la experiencia colectiva del espectador como protagonista sujeto activo.

15. Y los presentadores y periodistas también deben de ser partícipes, incluso siendo autocríticos con la propia cadena en directo (o en las redes) cuando toca. El carácter periodístico tiene que primar por encima de la perfecta lectura del guion: la credibilidad de la audiencia no está ahí, estriba en la honestidad crítica de cada profesional, donde la personalidad propia siempre es el gran valor añadido.

16. La involución de la información del corazón. Clichés de género, estereotipos desfasados, frases que viven estancadas en el pasado más hortera y pelotean a personajes como Carmen Martínez-Bordiú o Paquirrín. Los formatos cortesanos de Corazón, que se mantienen por la inercia del inmovilismo de ideas, no tienen sentido en la televisión pública, que debería enfocar estos temas con más instinto crítico y menos trascendencia. Ser tratados con la relevancia que merecen. Estos espacios podrían evolucionar hacia una agenda más inquieta, más práctica y más gamberra con informaciones de celebrities con oficio reconocido y no sólo de promoción de famosos fruto de la herencia de las portadas de la revista Hola.

17. La música también existe cuando no es Navidad. TVE llegó a producir simultáneamente hasta una veintena de programas musicales que abarcaban diferentes géneros. Ahora la divulgación de la música y el apoyo a los grupos se ha esfumado. Sólo se relega a Los Conciertos de Radio 3, al trámite de los minutos musicales de las altas horas de la madrugada y a los especiales en fiestas de guardar. Pero se puede dar luz verde a formatos que desprendan interés realmente televisivo a través del poder de la música: creando programas acontecimiento y dando a los artistas una plataforma única que sorprenda con puestas en escena que no están en Youtube. Youtube tendrá que nutrirse de TVE.

18. Los jóvenes no han dado la espalda a la televisión, ha sido la televisión la que ha dado la espalda a los jóvenes. TVE es la televisión perfecta para abrir la producción propia a programas que entronquen con la creación juvenil. No quedándose en los contenidos obvios e incluso rejuveneciendo franjas de La 2 hacia un tinte menos exquisito y más bisoño. Porque el futuro de la cultura pasa por los jóvenes. También por TVE. De hecho, la cadena pública cuenta con una de las mejores canteras de profesionales, el Instituto RTVE, del que salen proyectos que podrían ver la luz, de verdad, dentro de las diferentes pantallas de TVE.

19. Tanto La 1, La 2, Clan TVE o Teledeporte cuentan con un problema de estructura en sus parrillas, el espectador no ubica bien los programas. TVE ha de reforzar la organización de la programación. Los pilares que ordenan La 1 son los Telediarios, pero estos, a su vez, necesitan otros tipos de formatos que sean identificables para la audiencia en el día a día. En el caso de La 2, se complica más la parrilla. La 2 Noticias ha sido relegada a altas horas de la madrugada, debería recuperar un horario más eficiente en una cadena que necesita definir mejor su imagen de marca, estructurar contenidos y que los horarios de sus programas se mantengan en el tiempo. No varíen cada día.

20. En esa organización de los horarios, es fundamental apostar por programas de producción propia que experimenten con la complicidad del espectador. En este escenario, podrían casar formatos de late night, tanto en La 1 como en La 2. Contenedores que sirvan como sellos de marca del canal y que, además, sean un caldo de cultivo para la imaginación televisiva más allá de las audiencias. Porque los formatos de entretenimiento son también importantes para descubrir, divulgar y jugar. Y el género de la entrevista no debe quedarse sólo en el docushow al estilo de Bertín. En el directo gana, y permite más tipos de entrevistados.

21. Tras la demolición de los Estudios Buñuel, la producción de TVE en Madrid se centraliza en los Estudios de Prado del Rey, donde existe proyecto de construir tres nuevos platós. En total, serán 7 (si se realizan todos). La mayor parte de la producción de la cadena pública debe centralizarse en sus sedes, porque así se producen sinergias que ahorran costes (se deben aprovechar más también los centros territoriales) y, asimismo, se recupera Prado del Rey como centro neurálgico, en constante ebullición, en el que se fomenta un superpoder intangible: la audiencia no percibe el canal como un frío centro emisor con formatos estancos grabados en lugares indeterminados, se promueve la interrelación y arrastre entre programas (dándose a conocer entre sí) y, no menos importante, se impulsa la ilusión en un proyecto colectivo.

22. La mayor apuesta para el porvenir de TVE debe centrarse en las ideas, que en televisión no son lo más costoso y, sin embargo, sí son la materia prima más preciada. La televisión pública ha de ser una factoría de ideas que reviertan en la sociedad. Ya lo fue antaño con espacios que consiguieron hacer una radiografía perfecta de nosotros mismos y de nuestro tiempo. La plantilla de trabajadores de Televisión Española ya demostró, por ejemplo, que se podían alcanzar unos servicios informativos modernos y eficaces, que todavía estamos a tiempo de poder recuperar. Hay que dar oportunidad al ingenio y a la imaginación. Sin miedo a la sátira y a la autocrítica. Porque TVE puede y debe, incluso con un presupuesto más ajustado, ser una alternativa fuerte, atractiva y con talento diferenciador. Un trampolín creativo de un país que avanza invirtiendo en la libertad de las ideas, esas ideas que nos hacen mejores.

@borjateran

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