OPINION

Los 8 aciertos que han convertido a Antena 3 en un referente en series de calidad

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Antena 3 ha consolidado su imagen como referente en series de calidad. En una televisión en la que son tan importantes los símbolos como el resultado, Atresmedia ha sabido hacerse con la marca de gran compañía de ficción.

Un objetivo alcanzado fruto de años de trabajo, aciertos, errores  y cierto riesgo. Porque los responsables de Antena 3, con Javier Bardají al frente, no han tenido miedo de saltarse, de vez en cuando, el guion de los manoseados estereotipos de la series españolas rompe-audiencias.

De hecho, el departamento de ficción, dirigido por Sonia Martínez, ha contado con la intuición de avanzar en la inversión de historias atrevidas más allá de los resortes que acostumbraba el prime time cañí de una cadena privada. Eso sí, sin perder la perspectiva de que se trata de una emisora comercial, que debe contar con un amplio espectro de públicos.

Y entendiendo la importancia de que el público identifique la ficción con el canal. No programando series de forma deslavazada e integrándolas como un todo que es el sello de ficción de la compañía. De ahí que incluso su nuevo canal temático de series remita directamente al nombre de Atresmedia, Atreseries. Una buena estrategia promocional para seguir impulsando la marca como factoría de referencia de la ficción. Aunque, en realidad, sea una frecuencia con un gran peso de reposiciones. Pero el espectador reconoce el sello rápidamente. Porque a la hora de producir ficción es tan importante el qué como el dónde se emite. 

Y Atresmedia ha logrado esta identidad como la gran compañía televisiva de series gracias a, al menos, 8 aciertos en su producción de ficción.

1. Más allá del cartón-pierda

Ya no es lo habitual una serie rodada en un frío plató con una escenografía que evidencia que es de un frío plató. Los culebrones diarios se libran, pero el espectador ya no acepta decorados artificiosos. Las localizaciones reales son imprescindibles. También en el universo de la comedia, que ya no siempre se queda en el estudio de sitcom para salir a lugares más creíbles. Como ha sucedido con Allí Abajo, el valor extra de la serie es que en vez de ser rodada en Madrid, se realiza en un palacio cien por cien sevillano, otorgando un plus de frescura visual a las tramas.

2. Los protagonsitas también pueden ser malos.

Tras el precedente de Vis a Vis, ya ningún directivo de un canal de televisión español se llenará la boca diciendo que, en un prime time generalista, jamás funcionará una serie que corra con demasiados riesgos narrativos con personajes extremos, oscuros, con ciertos toques sórdidos y muchas incorreciones políticas, e incluso con protagonistas que no caen bien. Y esto último parecía imposible, pues se entendía el éxito televisivo desde un protagonista en positivo o víctima, que el espectador sentía empático y cómplice. Error, pues los protagonistas de ficción también pueden descolocar al espectador.  Vis a Vis ha roto con estas manías.

3. El ritmo no es tener prisa

La primera temporada de Bajo Sospecha contaba con un ritmo sosegado, que era crucial para atrapar al espectador a través de una inteligente claustrofobia emocional. Los creadores de la ficción no cayeron en el dislate habitual de confundir ritmo con velocidad. Porque en la ficción española las prisas han llegado a matar al clímax de la historia.

4. El glamour de la fotografía

La televisión ha recuperado su posición a la altura de la fotografía cinematográfica. El mimo en la realización visual era habitual en los ochenta, aunque se fue perdiendo en los noventa con la implantación de la teleserie que se grababa sin tiempo para los detalles. Pero una serie para la pequeña pantalla también debe cuidar el plano a plano, el envoltorio. El espectador lo agradece. Sin miedo a jugar con texturas, luces y sombras.

5. Actores famosos, y otros que no tanto

Sin un buen cabeza de cartel para vender el producto parece que una serie no podía salir adelante. Con este panorama, nuestra televisión se enfrentaba a un círculo vicioso de actores, del que parecía no existir escapatoria. Pero hay vida más allá de Resines y Coronado. Porque la televisión no sólo es reconocer, también es descubrir. Y series como Vis a Vis han descubierto a un gran elenco de magníficas secundarias pero, también, a una vibrante protagonista. Su nombre, Maggie Civantos. Era una gran desconocida. Y eso no ha afectado a la serie. También ha sucedido en Allí Abajo, con gran parte del elenco virginal de popularidad a nivel nacional. Porque el buen producto se puede vender sin necesidad de nombres rotulados con luces de neón.

6. Los éxitos no se guardan en el cajón (demasiado)

La contraprogramación no cesa en las cadenas privadas. En Atresmedia también. De hecho, la próxima semana Allí abajo salta del viernes al martes. Nuevo cambio de programación para ser más competitivos en la táctica de la contienda por las audiencias.

Pero desde Antena 3 sí que han aprendido, o eso parece, que la espera entre una y otra temporada de una serie de éxito no debe dilatarse en exceso. O el público fidelizado se esfuma, se desmotiva, olvida los intringulis de la historia y se transforma en una emisión imposible aquello de relanzar el producto.

Antena 3 crea expectación con parones que no se eternizan más de la cuenta. Así los fans de las serie mantienen las ganas y crecen la expectativas. Además, la cadena siempre tiene una cartera de series en producción, de las que va lanzando pequeñas píldoras en los procesos de preproducción y rodaje, potenciando esa imagen de factoría que no cesa de crear e invertir en nuevas historias.

7. No solo una historia de amor, rodeada de muchas tramas para toda la familia.

Para liderar un prime time, ya no es necesario que exista un arco de tramas para el gusto de cada miembro de la familia. El superpoder está en enamorar, apasionar o descolocar con una buena historia que entre por los ojos. Y en ese afán de sumergirse en historias, Atresmedia ha dado luz verde a producciones como Refugiados, que parecía que iban a romper con determinadas lacras de la ficción nacional. Una oportunidad perfecta para invertir en series con un target específico, más minoritario, que generara industria e impulsara otras marcas más determinadas dentro del grupo, como la imagen de La Sexta.

Sin embargo, Refugiados pinchó. No aguantó la historia. Lección aprendida, no se puede lanzar una premisa con muchas ínfulas para quedarte en una serie de personajes donde la ciencia ficción es anecdótica. Probablemente, tenían que haber definido más una premisa a tono con los márgenes presupuestarios. Pero lo intentaron con todas las consecuencias. Y eso en sí mismo ya ha sido un paso hacia adelante, un paso del que aprender.

8. Intuición

El proyecto de Fortunata y Jacinta, el próximo lanzamiento de La Embajada, la turbia Apaches... Sobre todo en los últimos dos años, la estrategia de Atresmedia parece más encaminada a entusiasmar al espectador con historias contundentes que realizar producciones desde la obsesión de lo que ha funcionado o no en nuestra televisión. Y ahí la intuición es clave. Una intuición que se tramite a la hora de proyectar el producto, pero que también se cuida en el lanzamiento.  Porque la televisión es marca. Incluso los fracasos pueden convertirse en marca.

Y en Antena 3 han abierto la veda para experimentar desde la televisión privada y han obligado a que sus competidores se pongan también manos a la obra con productos más arriesgados. Lo han logrado sin olvidar el tipo de audiencia generalista de sus canales, pero con cierta intuición a la hora de palpar los gustos e inquietudes de un público cada vez más maduro y curtido en series internacionales. Y ahí está el porvenir de nuestra industria. El riesgo sensato de las televisiones privadas en producciones con mirada propia.

@borjateran

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