OPINION

Mariano Rajoy versus Jordi Évole: cómo hemos cambiado

Rajoy con Jordi Évole en Salvados La Sexta
Rajoy con Jordi Évole en Salvados La Sexta

Cuatro años largos después. Y sin plasma. Jordi Évole ha conseguido entrevistar en Salvados a Mariano Rajoy. Han tenido que pasar las elecciones y entrar prácticamente en otra precampaña electoral para que el presidente del Gobierno (ahora en funciones) reciba a uno de los periodistas con más influencia del país.

Aunque no es la primera vez que Rajoy se ha encontrado con Salvados. En las primeras temporadas del formato de La Sexta ya se topó con el equipo del programa, incluso recibió corbatas de regalo por parte de Jordi Évole.

Un Évole que entonces era más conocido como El follonero de Buenafuente. Y, claro, el programa desprendía más la esencia de show satírico sobre la actualidad que del formato de largo recorrido periodístico (que ya era). Y, claro, muchos políticos no se lo tomaban demasiado en serio. Tampoco Rajoy.

Pero, esta noche, han cambiado las tornas. Rajoy ha abierto la Moncloa a la credibilidad de Salvados. Y ha respondido a las preguntas de un Évole que ha ido al grano.

Lo ha hecho en un programa de armónica factura visual a través de los primeros planos de los dos conversadores, pero sin descuidar los planos de contexto o los exquisitos planos detalle.

Desde la cabecera del programa, realizando un astuto retrato del despacho del presidente (con plano del cuaderno de sus clases de inglés incluido), al paseo por el jardín de Moncloa.

Allí Rajoy ha reflexionando sobre lo que significa vivir en ese lugar silencioso, en el que se escuchan los pajaritos, y en el que él mismo dice sentirse a veces aislado. Porque Salvados es la televisión que pregunta y también escucha.

Porque la televisión ha cambiado mucho en los últimos cuatro años. Esos en los que tal vez Rajoy se ha sentido a veces aislado en el jardín de Moncloa. Esos últimos cuatro años en los que el periodismo ha demostrado que la política interesa en el prime time de una televisión privada cuando está bien contada. Esos cuatro años en los que periodismo de horario de máxima audiencia ha empezado a salir de los despachos para sentir la realidad de la calle. O, al menos, intentarlo. Esos cuatro años en el que el escenario sociopolítico, tal y como lo conocemos, se ha tambaleado con el surgimiento de nuevas formaciones y otros movimientos sociales.

Y mientras tanto, desde su despacho, con el curso de inglés encima de la mesa, Rajoy parecía impertérrito. Desconectado, apagado. Intentando ser cercano sí, pero evidenciando cierta lejanía. Incluso quejándose de que los periodistas informen de lo negativo de la actualidad. De nuevo, la desconexión.

Tal vez Mariano Rajoy ha descubierto demasiado tarde lo que es abrir las puertas de la Moncloa a un programa referencia en el periodismo televisivo de prime time como es Salvados, donde está la gente, donde importan tanto las preguntas como el rendir cuentas al espectador, donde se ha perdido el miedo a la pluralidad en primer plano.

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@borjateran

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