OPINION

Lo que he aprendido de la televisión en estos cinco años en Lainformación.com

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Hoy cumplimos cinco años mirando la televisión, a diario, desde esta crónica de Lainformación.com. Cinco años en los que hemos aprendido que la televisión ya no sólo se ve en el televisor. Que el éxito se construye con riesgo, y que tal vez, por eso mismo, casi no hay grandes éxitos novedosos en la parrilla. Que los programas infantiles se extinguieron y los niños ahora son estrellas del prime time. Que la televisión necesita ser más ingenua, el espectador también. Que pasó el tiempo de Médico de Familia, pero sigue estando vigente Verano Azul.

Cinco años en los que hemos aprendido que nuestras series y programas se exportan como nunca y construyen una marca España hasta en Rusia. Que Pablo Iglesias se ha transformado en una especie de Will Smith de los programas políticos. Que los saltos de trampolines televisados están sobrevalorados. Que Chicho Ibáñez Serrador sigue siendo más moderno que la televisión de hoy. Que la resintonización de la TDT es infinita. Que Twitter aún no es un medidor fiable de audiencias. Que Youtube mató a los programas de playback y estranguló a la MTV, pero que ese mismo Youtube cuenta con un potencial inmenso como aliado de la televisión tradicional, aún por exprimir.

Cinco años en los que hemos aprendido que existen periodistas verdaderamente independientes. Que Jordi Hurtado mantiene el liderazgo de La 2 no por su lozanía, sino porque su programa sabe crecer de la mano de la experiencia y también de la experiencias de sus concursantes. Que Belén Esteban nunca dejará de subir la cuota de pantalla con su vida de culebrón, pero que las tripas, vísceras y el corazón ya no funcionan como antes: las revistas del cuore han dado paso a las tramas entre colaboradores que sirven de cobayas.

Cinco años en los que hemos aprendido que el mejor presentador es el que no se toma la televisión muy en serio, o al menos lo disimula muy bien, véase Jordi González o Jorge Javier Vázquez. Que hay que reírse de uno mismo y, a veces, un poco de los demás. Que los concursos musicales no habían muerto; Tu cara me suena los recuperó para España.

Cinco años en los que hemos aprendido que la mayoría de los políticos no entienden la esencia de las televisiones públicas, pero que la inversión de la televisión pública es más necesaria que nunca (aunque venda más un titular contra ella, que valorando sus posibilidades para un país mejor). Que, en una época de consumos individualistas, las redes sociales han recuperado la experiencia colectiva de disfrutar la televisión... y tuitearla. Que el público se siente con más poder que nunca frente al mando a distancia pero, cuidado, es Facebook el que está adquiriendo el poder para decirnos lo que nos interesa leer (e invisibilizar lo que no nos interesa).

Cinco años en los que hemos aprendido que los audímetros son insaciables, si bien en televisión es fundamental la paciencia para asentar contenidos. Que el mejor directivo de televisión es el que cree en la inteligencia del espectador. Que el talento no siempre se premia. Que la televisión generalista ha hecho invisible a la mayor parte del talento que escapa de las grandes compañías de inversión. Que en el prime time la política puede alcanzar audiencias millonarias cuando se hace desde el periodismo honesto y crítico. Bueno, y también cuando se hace desde el debate histérico y superficial. Que los programas empiezan y terminan tan tarde para que los datos de audiencia parezcan mejores y se venda más publicidad. Que las cadenas, en muchas ocasiones, están más pendientes de lo que hace el rival que de crear por sí mismas y mimar a su principal cliente, el espectador.

Cinco años en los que hemos aprendido que la mejor cadena es la que cuenta con una imagen de marca muy definida: Telecinco, la vida en directo; Antena 3, reputadas series; La Sexta, actualidad política; Cuatro, el joven universo tróspido.

Cinco años en los que hemos aprendido que la televisión sigue siendo un reflejo, a veces demasiado fiel, del estado anímico que atraviesa un país. Que no siempre ganan los buenos, ni nadie garantiza finales felices. Que la forma de consumir sus contenidos está cambiando para siempre, pero que nunca cambiará su esencia: lo importante es contar historias desde la mirada propia. Seguimos... Seguimos creciendo y aprendiendo de la televisión en Lainformacion.com.

@borjateran

EL PRIMER ARTÍCULO

> ¿Cuáles son los motivos de la eterna reposición de 'Friends'?

Y ADEMÁS…

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