Este domingo, se ha celebrado en Nueva York la entrega número 70 de los teatrales premios Tony. Como no podía ser de otra manera, James Corden, el maestro de ceremonias de la gala, que ha emitido la CBS, ha dedicado sus primeras palabras de la noche a la condena de la masacre homófoba en una discoteca de Orlando, que ha dejado 50 muertos y 53 heridos.
A la espalda del presentador, el público en el patio de butacas en un sobrecogedor silencio, arropando el desgarrador y simbólico momento.
“Alrededor de todo el mundo, la gente está tratando de entender los eventos horribles que tuvieron lugar en Orlando esta mañana. De parte de toda la comunidad teatral y cada persona que se encuentra en este lugar, nuestros corazones están con todos aquellos que han sido afectados por esta atrocidad. Lo único que podemos decir es que no están solos en estos momentos.Su tragedia es nuestra tragedia. El teatro es un lugar en el que cada raza, credo, orientación sexual y género es igual, es aceptado, y es amado. El odio nunca ganará. Juntos tenemos que asegurarnos de ello. El show de esta noche es un símbolo y una celebración de ese principio. Esos son los premios Tony".
Y el show empezó. Y, como suele ser habitual en los Tony, el número de apertura de los Tony, con un repaso a la escena teatral norteamericana, sorprendió por coordinación, coreografía, humor, cierta autocrítica y espectáculo:
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