OPINION

La dificultad añadida que sufre un concursante de 'Saber y Ganar' o 'Boom' (y que no se ve por la tele)

boom ganadores
boom ganadores

Una de las claves del éxito de concursos culturales en televisión, como Saber y Ganar, Pasapalabra o Boom, está en que los concursantes se mantienen en el tiempo. Incluso meses. El juego propicia que sean conocidos por el espectador. Sabemos sus vidas, sus profesiones, sus aficiones, sus aspiraciones... Así, la audiencia les coge cariño o, en su defecto, manía. Como si se tratara de una especie de culebrón, el público fiel se engancha para ver cómo continuarán las pruebas estos personajes con los que ha empatizado y que han sido elegidos no sólo por su sabiduría, también por su espontaneidad delante de cámara.

Pero, además de ir a grabar, esos concursantes deben seguir con sus quehaceres cotidianos. Como consecuencia, las cadenas agrupan las grabaciones de los programas en mismos días consecutivos para facilitar la presencia de personas que no viven en el lugar donde está el plató y puedan compaginar su paso por el espacio con sus trabajos. Lo que supone una gran dificultad añadida que no conoce el espectador desde casa.  Los equipos de formatos como Saber y Ganar o Boom ruedan sus programas seguidos en maratonianas jornadas de trabajo en las que los concursantes deben aguantar frescos y, lo que es más complicado, lúcidos a la hora de contestar las preguntas.

Lo que el espectador cree que es la primera prueba de la emisión diaria de su show favorito para los concursantes, en realidad, puede ser la enésima tanda de preguntas de una tediosa grabación en la que han rodado varios programas.

De Boom, por ejemplo, se suelen grabar hasta cuatro programas consecutivos. Tiene más mérito, por tanto, que el equipo de Rockcampers aguantaran 77 programas (segundo récord de permanencia por detrás de los chicos de UEP!, que participaron 102 días y se quedaron sin bote).

Rubén Calvo, Javi Miralles, Alfredo Mayo y Héctor Miguel se llevaron los 2,3 millones de euros, el premio más alto de la historia de la televisión en España, gracias a su habilidad cortando los cables incorrectos de las preguntas de las bombas pero, además, por el más difícil todavía, por su capacidad de disfrutar con frescura las grabaciones sin acusar cansancio.  Todo sea por el espectáculo.

> Las trampas que realizan los concursos de televisión

@borjateran

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