OPINION

La televisión en pause: no es país para la creatividad

cuentame como paso gran hermano
cuentame como paso gran hermano

La televisión en España parece que se ha quedado parada, en pause, en stop. Esta semana, han saltado grandes noticias sobre la programación que nos espera y es curioso observar como todos los protagonistas de los titulares son productos que nacieron ya hace casi dos décadas. Gran Hermano, un formato lanzado en 2000, acapara la atención mediática debido a que su más mítica presentadora ha sido sustituida por Jorge Javier Vázquez que, a su vez, se ha convertido en el maestro de ceremonias comodín de Mediaset. Un puesto que se ha ganado por méritos propios. Es evidente que es uno de los mejores comunicadores del panorama pero, al mismo tiempo, al final, todos los espacios de la emisora se terminan pareciendo demasiado. Da igual, la fábrica de Telecinco no para de funcionar porque su tele-realidad tiene cuerda para rato como ese serial que dura años y años. Como Cuéntame cómo pasó.

Y es que esa es la otra explosión informativa de estos días. Cuéntame cómo pasó podría saltar a Antena 3. La cadena principal de Atresmedia ha firmado un acuerdo con la productora de la icónica ficción de TVE, Grupo Ganga, para salvar a Los Alcántara de una posible no-renovación de la pública por supuestas irregularidades en las cuentas que se están investigando en una auditoria interna. Antena 3 olvida esta polémica financiera y se interesa por socorrer una producción nacida en 2001. El motivo: sigue dando buenos resultados de audiencia, aunque ya esté en su declive. De hecho, ha sido uno de los productos que han hecho pupa a la ya cerrada Vis a Vis en la presente temporada, manteniendo un atractivo control de los audímetros en la noche de los jueves. Se repite la historia de Amar en tiempo revueltos y Televisión Española se puede quedar sin su serie estrella. Serie que, por cierto, ninguna cadena privada vio interesante para sus parrillas de programación allá por 2000. Pero TVE la hizo posible.

Por si fuera poco, también estos días, se filtra que La Sexta producirá una secuela de Tú sí que vales que, a su vez, siguió la estela de Got Talent. El cazatalentos, que llegó a Telecinco en 2008, ahora se reinventa en un canal verde que necesita más entretenimiento joven. Aunque, claro, tal vez un formato de hace diez años llegue un pelín tarde. Más aún cuando ha existido una cierta saturación de talent shows que han mostrado todos los talentos patrios existentes. La cantera está agotada.

La actualidad televisiva recuerda demasiado a la de hace una década. Si miramos la hemeroteca de las publicaciones de televisión de hace 30 años incluso es fácil encontrarse propuestas más innovadoras. Y mientras tanto series a la vanguardia como El Ministerio del Tiempo siguen en la cuerda floja de una televisión pública paralizada y que da la sensación de que cada vez más interesa deteriorar su imagen sin piedad para que no ponga las pilas al resto del sector audiovisual y cultural.

Un panorama ciertamente desolador en lo que a nuevas propuestas creativas se refiere. La televisión está en pause. ¿Qué está pasando? ¿Escasean tanto los formatos nuevos? ¿Las productoras españolas no tienen ideas diferentes? No. Al contrario. Pero existen responsables de las cadenas no se atreven, su intuición ha sido anulada por algún miedo extraño y están perdidos en la repetición. Se entiende la estrategia de Telecinco: su maquinaria del cóctel corazón, reality y pasión no muestra síntomas de desgaste y ha encontrado un nicho sin rival. Pero ¿y el resto?. Hay ideas, hay formatos, hay valientes. Pero son invisibles. Extraña situación. Más aún cuando la mayor parte de las cadenas deberían intentar, al menos, construir una alternativa consolidada a través de una personalidad propia que surja de la imaginación y no de la imitación. Porque lo fácil es quedarse petrificados en el artificioso hábitat de confort de los 2000, que ni fue la mejor década de la historia de la televisión. Es una realidad que es más fácil resistirse a ver, pero no verla no soluciona la desconexión creciente de las nuevas generaciones de espectadores. Porque la televisión a rebufo agoniza y en el largo recorrido pincha.

El público buscará en otros soportes contenidos que le sorprendan, que le transmitan esa emocionante verdad que sólo tienen las ideas que no se quedan estancadas y arriesgan. La audiencia de nuestro tiempo buscará sentirse reflejada en otros espejos. Porque, en 2016, la televisión rara vez funciona como espejo en el que mirarnos.

@borjateran

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