OPINION

'Levántate All Stars' ya tiene ganadores: 6 lecciones que nos ha dejado el show de Telecinco

escenario levantate
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Se terminó. Levántate All Stars ha llegado al final de su periplo interruptus en Telecinco. Arrancó en sábado, paró su emisión por la Eurocopa y regresó en los lunes veraniegos. Un programa que ha pasado por la programación sigiloso, pues no ha acabado de despuntar. Y eso que había concursantes que gritaban lo suficiente para dar la nota.

Los grandes triunfadores del show han sido Melody y su padre Lorenzo, que han ganado y donado a los refugiados los 9.000 euros de premio de una competición con buenas intenciones, que ha dejado a Telecinco seis lecciones para que brille más la próxima temporada de un talent show de estas características.

1. Cantar mal es divertido un minuto

El casting del formato ha favorecido un variopinto elenco que ha pretendido equilibrar el peso entre artistas con talento y el morbo de famosos de los que se habla en Telecinco. El problema ha estado en que la mayoría de esos talentos eran cantantes ya vistos en otros formatos de entretenimiento con más espectacularidad, como Tu cara me suena, mientras que algún que otro rostro polémico cantaba flojo. Véase Toño Sanchís. Y esto invita a la desconexión del espectador. No es nada nuevo, ya se aprendió la lección con la frustrada versión de Mira quién baila de celebrities metidas a cantantes que produjo Antena 3 en 2006. Se llamaba ¿Cantas o qué? y, entre gallo y gallo de Antonia Dell'Atte, Sofía Mazagatos o Carmen Janeiro, fracasó porque en televisión la audiencia quiere escuchar las canciones con un mínimo de base vocal. En Levántate All Stars no ha sido para tanto, pero ha faltado impresionar al público con más versiones que se salieran de lo común.

2. La escenografía que hace pequeño el escenario

En televisión el decorado debe contar con un concepto que potencie el contenido del programa. En Levántate, en cambio, el plató ha sido un batiburrillo recargado de elementos inconexos que, además, no diferenciaba bien los espacios. De hecho, la forma circular del escenario se complementa mal con la estructura romboidal de la zona de sofás, ya que produce la sensación en el espectador de que el set de las actuaciones es pequeño. Y en un talent show el escenario debe tener el protagonismo que merece. Además, el público en la grada, por momentos, se come visualmente al espacio donde se encuentran sentados los concursantes y miembros del jurado, Alaska y Mario. Un batiburrillo que no ordena a la audiencia la información. Al contrario, avasalla.

3. Números musicales con concepto

En este tipo de talents shows, sin la emoción de una mecánica particular, sencilla y reconocible (como son las sillas giratorias de La Voz, en las que el espectador espera a que los coaches se giren o no se giren), la audiencia necesita sentir que cada actuación sorprende. No basta sólo la polémica o pique entre equipos, de la que el público de 2016 ya está resabiado. Es crucial crear una propuesta escénica imaginativa de cada versión musical: en atrezo, interpretación, guion y, por supuesto, iluminación. La iluminación de Levántate no se ha diferenciado artisticamente de ese momento en el que Lydia Lozano baila su coreografía chuminera en Sálvame.

4. El karaoke es repetitivo e invita al zaping

Sin grandes elementos escénicos que acompañen a una historia en cada actuación, el formato se ha quedado en un karaoke de boda, que no cuenta con el espectáculo necesario para crear un acontecimiento televisivo que enganche a la audiencia. Con este panorama, Levántate All Stars ha sido repetitivo. Por suerte, el equipo del programa ha sabido introducir ciertos chutes de buena emoción (el día de la aparición sorpresa de la madre de Angy cantando o el delirio de Vaquerizo presentando solo en la final, por ejemplo) para romper con la previsibilidad de cada gala.

5. Ausencia de multitarget

El casting de los concursantes ha centralizado en exceso su foco en un estilo musical que tiene techo de grandes audiencias. El formato no ha abarcado lo que se denomina un "multitarget", imprescindible para que destaque un programa de prime time competitivo en España. Levántate ha centrado sus participantes en las voces del sur, complementadas con una interesante parte más "hipster". Alaska y Mario son perfectos para un público urbano y maduro, parecido al de Bimba Bosé. Pero Pantoja, Berrocal, Azúcar Moreno y Melody hace huir a parte del público que atrapan los anteriores. Y viceversa. Una balanza de personalidades que no ha encontrado el equilibrio, faltando otros perfiles de participantes que aportaran un abanico de artistas más variado.

6. La fiesta sin un reto personal

Levántate es una buena idea: famosos concursando con familiares o amigos más desconocidos para el gran público (o con vínculos como Azucar Moreno o los heavys de La Voz). Y el equipo del programa ha intentado mantener la atención de la audiencia en cada gala con habilidad e inteligencia dentro de los probablemente limitados medios que disponían. Pero, claro, el otro obstáculo está en que, en su conjunto, este casting ha proyectado una reunión de amigos que se han juntado para pagar la hipoteca. Ha faltado contagiar un reto personal, una evolución artística apasionada. Ha faltado transmitir que estás exprimiendo la oportunidad de este talent para impulsar tu carrera después de que los focos del plató se apaguen. Y los focos ya se han apagado.

@borjateran

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