OPINION

'Galas del Sábado': un viejo programa que es más moderno que la televisión de hoy

joaquin prat laurita valenzuela galas del sábado
joaquin prat laurita valenzuela galas del sábado

A simple vista, Galas del Sábado (1968-1970) puede parecer un programa viejo, obsoleto, en blanco y negro. Horror, en blanco y negro. Pero, en realidad, es más moderno que la mayor parte de la televisión de hoy. En concepto, en puesta en escena y en creatividad.

Porque, décadas antes de Operaciones Triunfos o Grandes Hermanos, ya existieron fenómenos televisivos por obra y gracia de ese aparato llamado la televisión. Y Galas del Sábado revolucionó la sexta noche de la semana con la reinvención del género de las varietés e incluso vació cines y teatros. El público se quedaba en casa para ver el programa de Laura Valenzuela y Joaquín Prat. Pero, ¿por qué este añejo programa sigue a la vanguardia televisiva en 2016?

Galas del sábado no sólo es vanguardia televisiva. También su esencia esconde la fórmula para el éxito en el futuro de los programas musicales. Aquellos programas en donde los artistas demostraban al mundo su talento sin necesidad de concursar frente a un jurado y que se han terminado esfumado de la programación.

Primordial: Galas del sábado no era el tópico de una gala del sábado. Era un programa que contaba una historia de principio a fin. De hecho, uno de los grandes aciertos es que sus presentadores, la carismática pareja formada por Laurita y Prat, se mantenían en emisión durante las actuaciones. En efecto, se quedaban sentados en un taburete y el espectador podía ver su reacción al fondo del plano. Así crecía la química cómplice entre la audiencia y sus maestros de ceremonias, que no sólo eran unos bustos parlantes que soltaban el texto y se iban. Al contrario, disfrutaban con el propio espectador del programa. Y eso siempre será un apabullante valor añadido en televisión.

Pero, además, Galas del Sábado creaba un hilo argumental definido durante toda la emisión. Un hilo argumental en el que participaban al ser posible todos los artistas que estaban invitados a la cita. El show narraba una historia de principio a fin casi como si de una serie o, mejor dicho, una sitcom se tratara. No era un espacio encorsetado en lo políticamente correcto. Los presentadores eran traviesos entre sí, con sus invitados y viceversa.

13/6/70

Unos invitados ansiosos por asistir al programa de La 1. El motivo de este interés: no sólo les servía para promocionar su arte, también para mostrarlo al país desde un contexto especial. Y es que las propuestas escénicas de Galas del Sábado por muy desconocido que fuera el intérprete solían ser puro espectáculo. La televisión descubría sus posibilidades y en este formato eran unos kamikaces de la imaginación. Incluso no dudaron en adelantarse al suspense de invitados-cebo que la audiencia descubría "en vivo" su nombre. ¿Quién estaba detrás de Pepa Bandera? Así se desveló el misterio:

El objetivo era sorprender en cada actuación al espectador con ideas inesperadas que, además, eran narradas por una realización tan elegante como compleja. No todo se entendía con facilidad y ni falta que hacía. No importaba, porque el programa de Enrique de las Casas y Fernando García de la Vega era un generador de estímulos, sensaciones que se convertían en toda una experiencia para el televidente.

El plató que acogía estas Galas del Sábado era por entonces gran Estudio 1 de Prado del Rey, que se aprovechaba en 360 grados. Otro valiente acierto, la realización no se quedaba en el escenario con un fondo y hasta giraba entorno a los artistas. Con una coreografía de planos cuanto menos complicada. Pero que gracias a su personalidad propia embellecía aún más el resultado.

Hoy Galas del Sábado sería un programa hipster. Pero sus cimientos del éxito, casi cincuenta años después de su emisión, siguen escondiendo los mimbres del triunfo de cualquier producto televisivo de entretenimiento: línea argumental transversal, propuestas escénicas con concepto definido y diferenciado, realización con carácter propio y ensayada y presentadores y artistas integrados en el juego. Así se lograba crear en el espectador la percepción de acontecimiento, de estar asistiendo en directo a un evento único e irrepetible. Era y es el más difícil todavía en televisión.

@borjateran

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