OPINION

Lo que ha aprendido Leticia Sabater de Oscar Wilde (y tal vez no sabe)

leticia sabater
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De musa infantil a reina del chascarrillo viral. Así ha mutado la fama de Leticia Sabater en sólo unos años. La última: confundir Kuala Lumpur en un insulto tuitero. Y contestar de mala manera, acordándose de la madre del usuario que le lanzó el tuit. Una salida de tono que han publicado prácticamente todos los medios, pues la imagen de perdedora de Leticia Sabater vende.

De hecho, tras el desconcierto inicial de su metedura de pata, la propia Leticia Sabater ha visto que sus líos geográficos han sido, de nuevo, publicidad gratis. Toneladas de publicidad gratis. Así que, desde su cuenta personal, esa misma desde donde provocó la noticia, la diva del Leti-Rap se ha puesto a tuitear y retuitear sin tregua todas las informaciones surgidas sobre su traspiés. Una y otra vez.  

Leticia Sabater, personaje clave en nuestra historia televisiva (incluso trabajó en Un, dos, tres), ahora intenta sacar provecho del desliz. Aunque quede como una inculta. No hay mal que por bien no venga, dirá. Por supuesto, mejor reírse de uno mismo. Pero también han sacado provecho los medios de comunicación, que han transformado una anécdota en noticia. Porque Leticia vende.

Las cabeceras de prensa saben que con una historia con cierto tinte malicioso sobre Leticia Sabater, Mariló Montero o Jordi Hurtado casi cuentan con el retuit asegurado. Es el poder de algunos personajes para que los usuarios de las redes se sumen en masa al chiste.

Como consecuencia, Sabater, que entiende el negocio, ahora trabaja para alimentar su popularidad desde las redes sociales: ya sea con surrealista propuesta musical para el verano (La Salchipapa) o con polémicas varias (su virginidad, la posible operación de su "ojito bonito"...). Parece que se ha tomado muy al pie de la letra aquello que dijo Oscar Wilde: "Que hablen mal de uno es espantoso. Pero hay algo peor: que no hablen". Y Oscar Wilde no es ningún insulto, Leticia.

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@borjateran

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