OPINION

'Mujeres y hombres y viceversa': la ingenuidad de la audiencia no ha muerto

final labrador
final labrador

Lágrimas, pétalos por el suelo, músicas de fondo (de esas que desprenden ñoñería a golpe de piano) y un señor eligiendo novia entre aspirantes varias. Se le conoce como Labrador y en su currículum destaca su paso por Gandía Shore y ser ex de Ylenia, la del Pégate.

Se trata de la apoteósica trama de estos primeros días de agosto de Mujeres y hombres y viceversa. El programa de Telecinco no da tregua a su fiel audiencia (este lunes alcanzó un buen 16,6 por ciento de share con 1.023.000 espectadores). El culebrón no descansa ni en el periodo estival, época perfecta para captar nuevos adeptos en plenos calores vacacionales.

Un programa que predica un universo estético monocolor. Obra y gracia de un casting de clones que retrata un limitado canon de belleza, apto principalmente para triunfar en una tarima de discoteca de polígono industrial. No obstante, esa es la salida profesional que favorece Mujeres y hombres y viceversa: el bolo de sábado noche.

Y, mientras llega el codiciado bolo, ahí están las aspirantes al musculado corazón de Labrador sufriendo una explosión de emociones artificiales en la recta final del trono. Como sucede en las buenas bodas. De hecho, el plató de Mujeres y hombres y viceversa parece una boda. Con sus familiares, con su decoración (de nuevo hay que recordar los pétalos por el suelo), con sus discursos pastelosos... Aunque con una diferencia crucial a destacar: aquí en vez de declarase amor eterno vemos expulsiones, las de las aspirantes que se van quedando compuestas y sin Labrador.

Porque Labrador busca a su mujer perfecta en la remesa del programa. Todo muy retro. Pero el show funciona a la perfección. Porque, en tiempos de sequía creativa en la televisión, Mujeres y hombres y viceversa ha sabido encontrar su público fiel en esa parte de la sociedad que ama la polémica culebronesca básica de la pelea de infidelidad, los celos de discoteca y los pantallazos de conversaciones de guasap.

Esa parte de la sociedad adicta a Telecinco y que todavía cuenta con una mágica ingenuidad que creíamos en peligro de extinción. Pero no, el público fiel de Mujeres y hombres y viceversa mantiene esa ingenuidad intacta para creer fervientemente en que Labrador encontrará a su amor eterno frente a la escalitana de Emma García. Y que la pasión no se desvanecerá tan rápido como se apaguen los focos del plató. Porque, en realidad, de lo que están enamorados platónicamente los tronistas y sus aspirantes es de la fama infinita. Cándidos, eso no existe.

@borjateran

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