OPINION

'El Objetivo' y el cliché de la interrupción de Ana Pastor

el objetivo la sexta
el objetivo la sexta

El Objetivo ha vuelto a La Sexta este domingo. Más de 1,3 millones de espectadores (9,2%) han seguido el reestreno del formato dirigido y presentado por Ana Pastor. Aparentemente la actualidad política sigue igual que cuando el programa de La Sexta se fue de vacaciones. De hecho, ha regresado con una tertulia política para analizar, de nuevo, el no-gobierno, que empieza a ser eterno.

Un no-gobierno en el que se repite una y otra vez la expresión "desbloqueo" para facilitar la investidura. Aunque, de momento, El Objetivo consigue otro tipo de desbloqueo: el del titular maquillado de la política, ese humeante rodeo que acostumbran tanto los políticos nuestros para no contestar con transparencia las preguntas y contentar a sus votantes con proclamas cargadas de estereotipos simplistas, mirando más al rival que a sí mismos. Sucede constantemente en el debate acalorado de la televisión de prime time.

No tanto en El Objetivo, que crece de forma evidente cada temporada, encajando mejor las piezas de su puzle y trasladando el trasfondo real del periodismo al horario de máxima audiencia en televisión. Así, el programa de La Sexta digiere el caudal informativo y pone orden al desaguisado de titulares, que van lanzando los líderes políticos incluso en el directo del transcurso de la emisión. Lo logra explicando contextos, poniendo en la palestra contradicciones extraídas de la "maldita" hemeroteca, analizando el gasto público y verificando datos con un trabajo en equipo que alcanza una capacidad divulgativa sobresaliente.

No era un reto fácil, la tele-audiencia hasta ahora estaba más acostumbrada al espectáculo del debate con colaboradores de marcada ideología, pero El Objetivo no se queda en ese infotainment básico (el show de la información) y sí que logra "desbloquear" la situación del político en televisión, sacándolo fuera de su hábitat de confort de la arenga de manual de partido.

Y eso se consigue con el manejo de datos contrastados y en parte también gracias a la famosa interrupción de Pastor, ya convertida en otro malicioso tópico recurrente que, sin embargo, es crucial en el periodismo televisivo para que no se escapen los minutos limitados del programa en los habituales rodeos que no contestan preguntas y despistan al espectador y al propio periodista.

La incisiva interrupción, aliada habitual de periodistas en las televisiones más independientes del planeta, es un valor para un programa como El Objetivo, un formato que ha conseguido que el manejo de datos haya dejado de ser una asignatura hueso en la televisión. Al contrario, es un elemento crucial para entender los contextos de la política que nos toca vivir, donde las palabras ya no se las lleva siempre el viento. Por suerte.

@borjateran

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