OPINION

Por qué es lógico el miedo de Penélope Cruz a Pablo Motos

penelope cruz jimmy fallon el hormiguero
penelope cruz jimmy fallon el hormiguero

Ha costado pero, al final, se ha atrevido. Penélope Cruz ha accedido a dar una entrevista a Pablo Motos con motivo de la promoción de un documental sobre la leucemia infantil.

Ha tardado en pasar por El Hormiguero porque vino a decir que le daba cierto corte. Entonces, ante tal demora, las voces más críticas saltaron: "¿timidez? pero si no para de conceder entrevistas a todos los shows norteamericanos..."

A esos críticos no les falta razón. Es cierto, Penélope Cruz acude, bien tranquila, a los late night de la televisión norteamericana. A todos, que si a Jimmy Fallon, que si a Jimmy Kimmel, que si Conna O'Brien.

Pero, en cambio, al formato donde vienen los actores de postín en España, El Hormiguero, no se ha atrevido hasta hoy. Le daba cosita. La realidad es que el show de Pablo Motos es más diferente de lo que parece a los programa de entrevista norteamericanos. Requiere una alocada exposición bastante mayor del invitado. De ahí que descoloque a muchos actores de Hollywood que vuelven a Estados Unidos impactados de su paso por el programa, como sucedió con Jorge García de Lost, Jesse Eisenberg o Charlize Theron.

Mientras que en un late night al uso el invitado sólo tiene que dejarse llevar en la sosegada entrevista y participar en un gag pactado previamente (o un pringoso juego cómico), en El Hormiguero el artista ve como debe participar, como convidado de piedra, en un explosivo y trepidante desfile de emociones en el que puede pasar de todo. No hay escapatoria. Desde sentir al público casi poseído en la grada hasta observar como el equipo te prepara una escena de película de acción. Sin olvidar, que tal vez tengas que moverte al ritmo del caracteristicamente disparatado baile de Marron, sufrir un experimento en tus propias carnes o terminar cantando con Pablo Motos.

Eso es la grandeza que ha conseguido El Hormiguero: un programa con una imaginación imparable que se traduce en un personalidad propia apabullante. Pero, claro, ese sello propio funciona mejor si el invitado de marras se implica con energía en cada minuto del programa. En los shows de USA se pide también implicación, pero no con tanta intensidad. El invitado tiene más tiempo para promocionar su historia, aquí menos porque, en realidad, el programa está creado para ver el careto de asombro que pone con tanta explosión de espectáculo.

Con este panorama, es entendible la demora de Penélope Cruz. Ha tardado 10 años en pisar El Hormiguero. Su timidez ha tenido la culpa. Esa timidez que tienen los grandes actores cuando no están metidos en la piel de un personaje. Esa misma timidez que provocó que la primera vez que fue invitada al mítico espacio de entrevistas Lo más plus, con Máximo Pradera y Fernando Schwartz, quitara la llave del descodificador de Canal Plus para que no pudieran ver la aparición desde su casa. No se percató de que ese programa se emitía en abierto.

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@borjateran

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