OPINION

Terelu Campos: así se está convirtiendo en la nueva Belén Esteban de Telecinco

terelu campos casa gran hermano nevera
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Telecinco se ha percatado de que Terelu Campos es un buen reclamo para aupar la audiencia de sus programas. Tarde, pero se ha percatado al fin. La hija de María Teresa ha sido la aparición estelar esta noche de Gran Hermano, el reality que ya no es de Mercedes Milá.

Terelu ha llegado a la Casa de Guadalix como la estrella estrellada que es. Ese es hoy su gran fuerte. Ha crecido, como la propia audiencia, de la mano de la televisión de los últimos treinta años. Creando éxitos, asimilando fracasos. Incluso ensanchando caderas. Terelu representa, pues, a un perfil de audiencia media muy española, con sus complejos y aspiraciones frustradas inclusive.

Y sin proponérselo, Terelu está arrebatando, con méritos propios, el título de rostro empático y sube-share que hasta ahora parecía ostentar en exclusiva Belén Esteban. Hace más de quince años, una masiva audiencia fiel se sintió reconocida en el relato de Esteban, una chica abandonada a su suerte, con una niña en brazos, por un torero que además luego se casó con otra a la que pronto los programas le encasquetaron el rol de villana en esta historia.

La gente se encariñó con Belén, pero su millonaria y extrema fama ha propiciado que la ex de Jesulín haya desvirtuado en cierto sentido su imagen con el paso del tiempo, dejando de ser persona para transformarse en personaje con mucho de caricatura a ratos grotesca. Belén Esteban es un producto que está incluso por encima de sí misma, con ramalazos de soberbia, algunos puntos oscuros en su trayectoria y un ego que se ha creído su popularidad, su magnetismo para atraer audiencias y hasta su "trascendental" importancia en Telecinco.

Error de percepción, pues nadie es tan imprescindible como parece. Y el éxito del reality de Las Campos ha puesto en primer plano a una Terelu Campos que se ha hecho a sí misma, que sabe que no es imprescindible y que se ha resignado a perder su rol como presentadora VIP de la tele. Pero, sin embargo, aquí sigue, demostrando que interesa a una audiencia que se identifica con ella, con sus imperfecciones, con sus debilidades, con sus malos hábitos alimenticios y con su capacidad para sobreponerse ante la enfermedad y otras adversidades. Y este curriculum vital está resultando, a día de hoy, mucho más poderoso para conectar con el gran público de Mediaset que los ya cansinos avatares de Esteban.

Es la gran diferencia: Belén Esteban sólo ha "trabajado" hablando de sus intimidades, Terelu Campos ha sido conocida con su trabajo. A la sombra de su madre sí, pero con su trabajo delante y detrás de las cámaras. Un trabajo que no siempre le ha acompañado, lo que le convierte en una mujer que transmite cierto grado de frustración cuando las cosas no salen como uno querría. Como le ocurre a la mayor parte de los espectadores.

Gran Hermano 17 necesitaba a Terelu como golpe de efecto. Como otros años lo hizo con Belén Esteban. Muchos hasta querrán que la hija de La Campos acuda a Gran Hermano VIP. Pero lo que está claro es que Terelu genera conversación, no causa indiferencia y el personaje que transmite en televisión en más real y tangible hoy por hoy que el de Belén Esteban y también acapara portadas de las revistas del corazón. ¿Debe temblar "la princesa del pueblo" por el fin de su reinado? Quizá sí, porque llega Terelu, una princesa que no teme ser destronada, porque ya lo ha sido.

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