OPINION

La Veneno, la querible reina del carisma televisivo más tosco

la veneno
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Dicen que las grandes estrellas surgen por casualidad. Incluso las grandes antiestrellas. Así, por casualidad, descubrió Pepe Navarro a La Veneno. Mientras rodaba un reportaje sobre prostitución, el presentador se percató de que no podía dejar escapar a una incontrolable entrevistada espontánea que había acaparado toda la atención de la reportera callejera de Esta noche cruzamos el Mississippi.

Navarro fichó a La Veneno y sacó jugo durante meses a un personaje que desprendía magnetismo en los espectadores por la verborrea sin filtros de los bajos fondos de la vida y su habilidad para soltar frases únicas, perfectas para ser convertidas en coletillas cotidianas de las que se han hecho hasta camisetas y tazas. Bastaba con tenerla sentada en plató, contando su infancia y sus miserias sin un solo pelo en la lengua. Y aquello resultaba fascinante e hilarante a la vez.

Con sus apariciones, el programa disparó su audiencia, y Cristina Ortiz Rodríguez, La Veneno, se convirtió en la vedette de ese particular elenco de freaks que durante un tiempo creó nuestra tele. Y, como tantas, se creyó artista. Hasta grabó singles, Veneno pa' tu piel y El rap de La Veneno. Las discotecas querían a La Veneno.

Pero el universo del late night de Pepe Navarro se acabó. Y La Veneno volvió a su vida, su maltratada vida, aunque siempre con un pie en el cameo televisivo de polémica fácil (incontables fueron sus apariciones en DEC, vídeos que hoy son hits en YouTube y carne de remontajes y memes en las redes sociales) y alguna que otra aparición estelar en la serie En plena forma de Alfredo Landa.

Hace unas semanas, se presentaba el libro ¡Digo! Ni puta, ni santa, las memorias de la Veneno, escritas por Valeria Vegas, que ha sabido plasmar a la perfección la vida de drama y esperpento de Cristina. Las colas desbordaron el lugar que acogía el lanzamiento de sus memorias, demostrando que su magnetismo sigue intacto. Todos querían ver a La Veneno. Allí estaba. El libro se agotó antes de salir a la venta y ya va por la tercera edición.

Veinte años después de su descubrimiento por Pepe Navarro, La Veneno es y será un personaje de culto. No es ejemplo de telebasura, su presencia ha trascendido esa etiqueta. La Veneno representa el triunfo de la vulgaridad analfabeta y pícara a la que se acaba cogiendo cariño porque es auténtica, de verdad, frágil y también empática. Porque aunque nuestra vida no se parezca en nada a la suya, ha sido siempre fácil entender lo que nos ha contado. La Veneno sería un personaje perfecto si fuera de ficción o hubiera salido de la mente de Pedro Almodóvar. Pero es real, para bien y también para mal.

@borjateran

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