OPINION

La televisión ya no quiere adolescentes como Quimi y Valle

quimi y valle
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Compañeros fue una serie centrada en un colegio que, sin embargo, no estuvo concebida sólo para adolescentes en edad escolar. En un lugar tan reconocible, por el que hemos pasado todos, se retrataba el devenir de alumnos, profesores y personal del centro escolar, todos aprendiendo a vivir. Porque de aprender a vivir no se termina nunca.

La productora Globomedia apostó por el Colegio Azcona como epicentro de tramas transversales. Los primeros capítulos no empezaron con grandes datos de audiencia, pero la serie termino convirtiéndose en todo un fenómeno social que duró, con altos y bajos, nueve temporadas. Y sus dos enamorados protagonistas, Quimi y Valle, constituyeron iconos que despertaban pasiones incontrolables de fan carpetera.

Porque, al final, Compañeros resultó un trabajo de guion que fue más allá, no se quedó en universos imaginarios o superficiales y también se atrevió a darse de bruces contra la realidad y comprometerse con ella. Una realidad reconocible y, a veces, incómoda. Incluso recibieron a una alumna refugiada, algo aún de actualidad. También la ficción introdujo las drogas, el bullying, la sectas, ETA o la enfermedad. Aún con su marcado carácter familiar, la serie introducía temas incómodos y se mojaba en plena década de los noventa. Al mismo tiempo, abría miras y hacía reflexionar a la audiencia, promoviendo valores sociales.

Tras Compañeros, siguió la estela, aunque de otra manera, otra serie de Antena 3, Física o Química, pretendidamente más provocadora y, precisamente por eso, más despegada de la realidad.

Desde entonces, las series de la televisión privada han perdido ese compromiso latente con su tiempo y con su público. Ahora prefieren centrarse en dimensiones paralelas que no están en el día a día de la gente y, lo que es peor, los adolescentes han perdido ciertos referentes en la ficción nacional. Por eso los buscan en YouTube.

Ya no hay en el prime time nacional series con jóvenes como protagonistas, jóvenes que aprenden de sus adultos pero que también enseñan a sus adultos. Ahora, parece que a nuestra juventud sólo se le da la oportunidad de verse representada en programas de tele-realidad, como Gran Hermano, o en espacios como Mujeres, hombres y viceversa. Hay que irse a TV3 para encontrar un producto realmente interesante con la lupa puesta en la adolescencia: Merlí. Su salto a laSexta, en versión doblada, no ha llamado especialmente la atención. Doblar el catalán pocas veces es buena idea, porque lo que en catalán es realista y está excelentemente interpretado... se vuelve frío y artificial al doblarlo. Pero en Cataluña la serie es un éxito (19,8 % de share en su último capítulo), demostrando que su público la demanda y la aplaude.

Mientras, en el resto de España, la cultura del grito, el conflicto y otros paripés se ha impuesto. Una tele-realidad que es mucho menos real y sobre todo más sesgada que lo que narraba aquel Compañeros de Quimi y Valle. Pero, hoy en día, nuestra tele se empeña en hacernos creer que la juventud es Ylenia o Sofía de GH y no Valle, Arancha o Luismi.

@borjateran

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