OPINION

50 años del nacimiento de La 2, el canal que quiso ir contracorriente

Las aspiraciones rotas de la juventud en Las chicas de hoy en día, los reportajes propios de Documentos TV, la transgresión de la "movida" en La edad de Oro, el papagayo de Lingo, la imprevisibilidad de Carta Blanca, los sabios de Saber y Ganar, los neones de Ponte las pilas, la creatividad de Pinnic, el cine con sus protagonistas de Versión Española, la escuela catódica de La Aventura del Saber, las travesuras de Los Lunnis, la vanguardia de Metrópolis, la nostalgia no vivida de Aquellos maravillosos años, la información más allá de las ruedas de prensa de La 2 Noticias...

La 2 llegó para complementar la oferta de La 1, la televisión en España cumplía diez años y necesitaba otra ventana para expandirse. Primero bajo el nombre de UHF, la segunda cadena se fue abriendo paso hasta, con los años, convertirse en una alternativa más canalla e incluso contracorriente.

La 2 se convirtió en un campo de experimentación para una "inmensa minoría" que se abría a la cultura pero, también, a los jóvenes con una interesante complicidad. Sin embargo, con el nacimiento de la TDT, el aumento de canales y la retirada de la publicidad de Televisión Española, la segunda cadena se ha hecho más invisible. Su programación está plagada de formatos interesantes que, en cambio, el espectador no encuentra con facilidad, ya que su parrilla da la sensación de desordenada.

En su cincuenta aniversario, la antigua UHF necesita organizar mejor los contenidos y sobre todo divulgarlos mejor. Ese es el gran hándicap del canal. Para ello, debe diseñar atractivos pilares, en forma de programas diarios, que sirvan de referencia al resto de formatos. En definitiva, necesita unas franjas horarias más definidas y organizadas por temáticas distintas en las que el mismo programa no arranque a una hora diferente en cada emisión. La audiencia debe poder intuir, sin pensar demasiado, qué tipo de contenidos se programan en cada tramo de la parrilla.

Saber y Ganar, el espacio más visto de La 2, sirve como ese pilar definitorio que ordena el resto de la programación. Pero no es suficiente. El canal debe dibujar otro formato de referencia en la noche. Función que antiguamente cumplían carismáticos espacios como el concurso Lingo o el informativo La 2 Noticias, ahora en el late night. Programas donde también es importante la figura del presentador, que se transforma en rostro reconocible e identificable con la cadena y que despierta empatías en el público.

La 2 no ha cesado en producir grandes programas que, sin embargo, son invisibles incluso para su público potencial. En la actualidad, por ejemplo, destaca la serie de documentales Imprescindibles.

Sin embargo, en los últimos tiempos, la segunda cadena ha caído en el error de sentirse un canal segundón para cobijar cultura y servicio público. Pero esa cultura y ese servicio público son una buena seña de identidad para venderse, si se comunica de una forma más atractiva y joven. Porque ahí sigue La 2, sobreviviendo en el caos del mando a distancia. Su reto en este aniversario: enterrar su sentimiento de inferioridad constante.

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