OPINION

La crisis de ideas de la televisión en España: la temporada más aburrida

Lejos quedan aquellos tiempos en los que las grandes cadenas de televisión anunciaban con sus mejores galas los estrenos de la temporada televisiva. El espectador incluso llegaba a sentir cierta ilusión por descubrir las nuevas bazas de los canales. Ahora, sin embargo, la estrategia de programación va por otros derroteros, los programas van y vienen de forma más precipitada y los trimestres televisivos ya no están tan marcados como antaño.

De hecho, este último trimestre de 2016 pasará a la historia televisiva por su insignificante número de estrenos. En estos meses, da la sensación de que las cadenas han preferido ir a lo seguro más que probar nuevos formatos. MasterChef Celebrity ha sido el único espacio de entrenimiento nuevo. Y no es tan nuevo, pues es una versión más de MasterChef.

La televisión está en una crisis de ideas evidente. Sigue viviendo en el año 2000. De ahí que uno de los mayores éxitos de este curso haya sido el reencuentro de OT por su valor nostálgico. Tampoco en lo que se refiere a series ha sido una gran temporada. Las cadenas han decidido reservarse sus grandes estrenos para más adelante y seguir, por ahora, programando éxitos testados como Velvet o La que se avecina, salpicados de algún lanzamiento menor de series de época, claro. Todo el rato series de época. Y (casi) todas parecen iguales.

La batalla de las audiencias y la rentabilidad ha propiciado una final de 2016 insípido a nivel televisivo. Nada ha cambiado, para que todo siga igual. Pero la televisión no podrá vivir perpetuamente de Gran Hermano, Sálvame o cazatalentos al estilo de Tú sí que vales. Hay vida más allá.

Este curso habría sido una oportunidad para abrirse a nuevos públicos y arañar décimas de share ante el evidente desgaste de una audiencia que, harta del grito del reality al uso, agradece contenidos más elaborados que el reality del año 2000.

Y ahí está el problema: la televisión se ha quedado estancada en el efecto 2000. Y ya estamos a punto de entrar en 2017, la hora de apostar por nuevos programas de verdad, no sucedáneos. O pasará como este último trimestre, que el espectador olvidará por completo, por repetitivo y sin prácticamente estrenos.

La audiencia cuenta con más canales que nunca y, sin embargo, la televisión en abierto transmite una trágica falta de pluralidad de contenidos de producción propia. Ganará la batalla de las audiencias aquel grupo de comunicación que se quite de miedos y vuelva a invertir en ideas propias. Ideas propias que existen, sólo hay que tener intuición para invertir en ellas.

@borjateran

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