OPINION

Los 3 motivos por los que en España queremos tanto a Raffaella Carrá

hola raffaella raffaella carra
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Raffaella Carrá es la maestra de ceremonias elegida para comandar la gala que celebra los 60 años de Televisión Española, programa que se graba este próximo lunes en Madrid. Una italiana al frente del show que conmemora los 60 años de la televisión pública española. Méritos no le faltan, porque Carrá llegó en los setenta a TVE para hacerse con el cariño de la audiencia de nuestro país, pues reunía tres requisitos que sólo tienen las grandes damas de la televisión.

Muere Raffaella Carrà.

1. Banda sonora de nuestra vida

Raffaella Carrá forma parte de la banda sonora de nuestra vida. Sus éxitos siguen sonando en las fiestas de esta España nuestra. Fiestas qué fantásticas, fantásticas, esas fiestas. ¿Quién no ha intentado emular algún paso coreográfico de la Carrá? Del Tuca Tuca al su característico movimiento de melena. Su música forma parte intrínseca de nuestra existencia. Hasta ha sobrevivido a la censura y no ha tenido complejos a la hora de tratar todo tipo de temas a través de la tan importante lúdica emoción de la diversión.

2. La pirueta todoterreno

En la televisión nacional, han existido pocas comunicadoras capaces de realizar un gran número musical al mismo tiempo que soportan el peso principal de la conducción del programa de larga duración, en directo y en prime time. Concha Velasco y Raffaella Carrá han sido de las pocas en derrochar ese talento de la versatilidad escénica, de la capacidad para lograr un perfil de showoman en su máxima expresión. Bailando, presentando y haciendo lo que hiciera falta para mantener vivo el espectáculo.

3. La inteligencia de la ironía

Pero Raffaella ha conquistado la complicidad del público porque, además de sus reconocibles canciones y de llenar el escenario con sus interminables coreografías, ha demostrado, sobre todo, ser una extraordinaria comunicadora, con una espontaneidad y una intuición abrumadoras que siempre saben jugar sus cartas, en directo, para alcanzar la empatía televisiva.

Sin sibaritismos, sin divismos, Raffaella Carrá en plató se arremanga y se deja llevar por un carismático instinto del espectáculo que cuenta con lo más importante en televisión: reflejos para incluso reírse de uno mismo. Es más, si hace falta, hasta con cierto humor negro. Así son las grandes comunicadoras: transparentes frente al espectador, dispuestas a ser ellas mismas con responsabilidad, pero sin fobia a la naturalidad.

Como ella misma dijo, al despedirse de su primera etapa de Hola Raffaella, “Quiero decirles que durante estos programas he tenido tiempo de conocerles, pero ahora tengo muchas más razones para no olvidarles. En cuanto a mi español, he mejorado lo suficiente para aprender la palabra ‘enriquecedor’, que es la mejor para definir mi estancia en España. Estoy muy emocionada”. Y a esto añadió como colofón final: “Muchas gracias por recibirme de esta forma, ahora me llaman sólo Raffaella. Carrá se ha olvidado. Y esto es lo máximo que me podía pasar“.

Y eso pocas veces se consigue: traspasar la pantalla hasta contagiar lo más importante en televisión, una arrolladora personalidad propia que olvida rimbombantes nombres artísticos para convertir a la estrella en parte querible de nuestra existencia.

Raffaella Carrá sin complejos: sus actuaciones más delirantes

@borjateran

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