Marisol, Joselito, María Isabel... La historia del arte audiovisual ha contado con grandes niños prodigio, pequeños que eran exprimidos por el cine, la televisión o la música para emocionar con la ingenuidad de su talento infantil.
En los últimos años, han sido los programas espectáculo, como La Voz Kids o Menuda Noche, los que se nutren del desparpajo de los pequeños para seducir al público. Sin embargo, ahora ha llegado un nuevo fenómeno: los niños youtubers. No son El Rubius, Yellow Mellow o Dulceida. Pero los imitan hasta en la forma de saludad ("¡bienvenidos a mi canal!"). De nuevo, niños jugando a ser adultos. Y, en este caso, auspiciados por sus padres.
De hecho, el gracejo de estos niños youtubers se está "profesionalizando" para promocionar muñecas o juguetes. Bajo el vídeo, suele encontrarse un apartado de correos para enviar regalos o un e-mail de contrataciones laborales. Para aquellas marcas que estén interesadas en que el niño "venda" su producto. Cual influencer. Como si fueran adultos. Porque están haciendo el papel de adulto en la forma de desempaquetar y enseñar los "regalos" que les hace la industria juguetera como si de un spot se tratara. Y sus vídeos suman cientos de miles de visionados.
Se repite la historia. Ahora con Youtube, una plataforma que está siendo la referencia de las nuevas generaciones y en la que los youtubers son cada vez más jóvenes, más niños. Comparten sus vidas sin filtros, contando sus aficiones e ilusiones de tú a tú y, por tanto, consiguiendo una identificación inmediata en su público objetivo.
Pero los más vistos y populares convierten su canal de vídeos en su forma de ganarse la vida, monetizando sus contenidos y también llamando la atención de marcas a través de su capacidad para influir en sus seguidores. Correcto y plausible cuando se trata de decisiones conscientes... pero ¿hasta qué punto es ético convertir a tu hija o hijo de seis o siete años en un youtuber al que grabas en su habitación (en su intimidad) y genera dinero y contratos con marcas? ¿Es igual de lícito que llevar a tus hijos a un casting para un anuncio o una serie? ¿O es un simple juego? No lo parece, pues estos niños no suelen hablar como niños. De hecho, en muchas ocasiones, se intuye que sus comentarios a cámara están tele-dirigidos de forma artificiosa por sus papás.
Vivimos tiempos inciertos que, quizá, están creando peligrosos referentes. Ya no es extraño que los niños respondan a la pregunta de qué quieren ser de mayores con algo tan simple como "youtuber". Los youtubers son los nuevos ídolos, a los que los jóvenes de hoy ven disfrutar en viajes patrocinados, de fiesta en fiesta, luciendo ropa y productos que las marcas les regalan, entrevistados por medios de comunicación, dando el salto a programas de la tele... ¿Para qué estudiar si tal vez puedes asegurarte un lúdico futuro apuntando una cámara a tu cara y contando chorradas? Y encima, ahora, tus padres pueden prepararte para ello convirtiéndote en youtuber-influencer en cuanto aprendas a hablar y a hacer unboxing de productos.
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