OPINION

La lección de los profesionales de TVE con Eurovisión

eurocasting tve
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Se cumplen 7 días de la final del Eurocasting de la web de RTVE, en la que LeKlein resultó ganadora tras recibir más del 60% de los votos, reuniendo a más de 20.000 usuarios únicos en RTVE.es y convirtiéndose en el evento más comentado en redes sociales en su franja con más de 20.000 tuits.

Una emisión online en la que concursaban los tres finalistas (Fruela, Javián y LeKlein) del proceso abierto a través de rtve.es para alcanzar una plaza en el show que decidirá el nombre del representante español en Eurovisión 2017 y que ha puesto en la palestra, de nuevo, la capacidad de la televisión pública a la hora de producir e innovar en contenidos.

El Eurocasting ha sido un paso adelante que demuestra la importancia de abrir TVE a la gente, dando la posibilidad a todo tipo de artistas a concurrir con sus trabajos a una preselección de Eurovisión, pues hoy en día es fácil producirse una maqueta con la tecnología que se dispone y Televisión Española debe ser plataforma del nuevo talento existente.

Pero, además, el programa del Eurocasting -bajo la dirección creativa de César Vallejo- también ha puesto en evidencia que los profesionales de TVE, con muy pocos medios, logran abrazar un producto de calidad. Esta final tuvo poco que envidiar a una gala de prime time en iluminación (creando un lucido ambiente diferenciado para cada actuación) e instinto del espectáculo.

De hecho, este Eurocasting evidenció la importancia de tirar de profesionales de la casa incluso en labores de presentación. TVE debe seguir siendo una cantera de presentadores, fijándose en los periodistas que tiene dentro sin necesidad de acudir a la competencia. Así, Irene Mahía y Paloma G. Quirós, muy reconocibles para los eurofans -público fiel del festival de Eurovisión-, llevaron las riendas de una gala con un valor añadido crucial: no fue políticamente correcta. Incluso los concursantes tuvieron que responder tuits incómodos. Un detalle necesario que, en cambio, desde la actual TVE se evita en las tradicionales galas en horario de máxima audiencia, con demasiado peloteo previsible y escasa complicidad autocrítica con el espectador.

El Eurocasting bebió de esa TVE gamberra de los ochenta. Un concierto retransmitido a través de las nuevas plataformas, en donde el público fue protagonista, ya que se encontraba detrás del set de presentación de los artistas. Los eurofans eran el mejor decorado para contagiar el sentimiento que desprende Eurovisión. Un acierto, aunque aún falta avanzar en los lenguajes de Internet y las nuevas redes con unas narrativas audiovisuales que no son exactamente iguales a la de la televisión tradicional. Y en eso el Eurocasting pecó de ser una emisión de tele demasiado tradicional: en estructura de gala, en repetición de fragmentos de las actuaciones musicales por aquello del televoto, en localización y escenografía y en un grafismo pensado más para la tele tradicional que para los nuevas ventanas de emisión.

Pero ese es el camino. El Eurocasting, con una emisión sólo por Internet, estuvo a la altura de un show de prime time. Ahora sólo falta avanzar para impulsar el valor de Eurovisión más allá de los eurofans y seguir innovando en las nuevos lenguajes hacia los que progresa la tele. Más participativa que nunca.

> 22 vías de acción para la supervivencia del sentido y valor de TVE

@borjateran

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