OPINION

Lo que no has visto por la tele de la final de ‘Tu cara me suena’

rosa lopez blas canto
rosa lopez blas canto

El programa de Antena 3 arrasa en la final con un 28.8 de share y 4.012.000, récord histórico de cuota pantalla. Nos colamos en la trastienda de la gala.

Llegar al plató de Tu cara me suena es respirar historia de la televisión. Ya en la verja, que rodea este edificio, se vislumbra que ahí se han producido programas que movilizaron la emoción de la audiencia.

Pintadas adolescentes (con muchos corazones) con los nombres de las estrellas de la tele rodean el lugar. De Chenoa a Lolita. Incluso aún sobrevive algún que otro recuerdo de Operación Triunfo. Porque el estudio de TCMS acogió Operación Triunfo, el mayor fenómeno televisivo español de los últimos tiempos.

Ya dentro del plató se respira un ambiente familiar. Da la sensación de que las piezas del puzle de los trabajadores que dan forma al formato de Gestmusic y Antena 3 están muy bien engrasadas. A diferencia de otros programas en los que en las horas previas se palpa nerviosismo y cierto caos, la atmósfera previa al directo de Tu cara me suena transmite la tranquilidad del trabajo bien planificado.

Por la tarde, sólo unas horas antes de la emisión, se realiza el último ensayo de las imitaciones. Lo hacen por orden de aparición. Ahí se perfilan los últimos detalles. Ahí, por ejemplo, Yolanda Ramos casi se cae en un momento en el que es cogida por los bailarines en plan pirueta mortal a lo Raffaella Carrá. Muy divertida, la cómica soltó un grito de "qué me tiráis". Y la coreografa del show, Miryam Benedited, corrió a solventar el problema. En el directo, todo salió bien. Bueno, o casi bien, pues Yolanda Ramos siempre es imprevisible.

Tras el ensayo, llega turno para la caracterización y sobre las ocho de la tarde empieza a llegar el público al estudio. A diferencia de otros programas, que los asistentes son figurantes de agencia que acuden a hacer bulto a cambio de dinero, en Tu cara me suena hay lista de espera de gente de la calle, entusiasmada con disfrutar del show en vivo. Y esa ilusión de la grada, que va a disfrutar literalmente del programa, traspasa la pantalla en directo.

Ya con ese público entusiasmado en plató, sobre las nueve de la noche, el programa realiza una pequeña trampa. Manel Fuentes graba las menciones publicitarias, que se van introduciendo en el show como si fueran en directo. El motivo de esta pregrabación está en que los anuncios deben leerse con una literalidad que no permite ningún fallo del directo. Además, cuando se emiten estas pequeñas piezas se aprovecha para contar con más tiempo para montar las escenografías que abrazan cada actuación.

Y es que ese es uno de los fuertes de Tu cara me suena: el show no deja de sorprender porque entiende que cada número musical debe narrar una historia aprovechando todos los elementos de los que se dispone (iluminación, atrezo, pantallas). Así se enriquece el trabajo del artista. Así el público no se aburre de la mecánica, pues cada programa es diferente. Y todo está organizado detrás del escenario para facilitar los cambios escénicos. Esta es la sala donde se visten y desvisten los enérgicos bailarines.

Pero antes de arrancar la emisión en directo, es turno de alimentarse para aguantar la larga gala. Los míticos bocadillos de la tele aparecen y el público se los zampa con cierta ansia. Es el momento de más estrés de la noche. El hambre, ya se sabe.

Comienza la gala. Y todo fluye. Se nota que todo está muy ensayado para que nada falle. La realización de las canciones milimetrada, las reacciones del jurado también. Sólo existe un fallo, se corta un vídeo porque debe entrar una publicidad.

Y para sobrellevar mejor el directo, los participantes cogen fuerza a base de plátanos. De Canarias, claro. Plátanos y más plátanos, que esconde el sofá que cobija a los artistas cuando ya han actuado. Qué no falte la energía del potasio.

Los concursantes han hecho una familia: bromean, se abrazan y liberan tensión juntos delante de cámaras pero también en la trastienda del decorado. Son como se les ve por la tele. Hasta que llega el turno de salir a competir. Entonces, destaca la soledad de Rosa de España en el ascensor. En el mismo estudio en el que su vida cambió para siempre con OT, Rosa se concentra para no defraudar a sus fieles seguidores. La imagen habla por sí sola.

Al final, ganó Blas Cantó. Primer chico que se lleva los 30.000 euros solidarios del show. Muy emocionado, delante y detrás del escenario, decidió compartir su premio con Yolanda Ramos. Fue el momento más reivindicativo de la noche, a favor de la libertad y que resume el gran éxito del formato: la audiencia ha empatizado con los concursantes y jurado porque desprenden una emoción real en una televisión que, en los últimos años, ha estado demasiada atada a los artificios, los aditivos y el morbo prefabricado.

Tras el final de la emisión, el escenario se llenó de prensa. Era el turno de realizar las últimas fotos de una quinta temporada que ha convertido a Tu cara me suena en el show de entretenimiento más visto, el formato que ha recuperado la cita familiar con el gran espectáculo en la programación de los viernes noche. Una victoria para todos.

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@borjateran

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