OPINION

Así está hoy la Academia de Operación Triunfo

academia operacion triunfo OT
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Difícil imaginar que dentro de esta fría y fea nave de polígono industrial se escondía la Academia de Operación Triunfo. Así es el mágico glamour de la televisión: sólo importa lo que las cámaras encuadran y nos enseñan, da igual que los alrededores sean feos y grises mientras nunca se les enfoque.

Los creadores de OT, sin saber el éxito que se les venía encima, alquilaron este edificio a las afueras de Barcelona para instalar en su interior el decorado que simulaba una molona y moderna academia. El recinto tenía a su favor que se encontraba muy cerca del plató en el que se realizaban las galas, el mismo plató en el que se graba actualmente Tu cara me suena.

Y resulta que entonces OT se convirtió en un apoteósico éxito, y esa academia se colocó en el punto de mira de todas las cadenas de televisión de España. De todas, pues incluso los canales privados "pirateaban" los contenidos del reality de La 1 con tal de no quedarse al margen del fenómeno que copaba todas las conversaciones del país.

OT no era un talent show, era un reality show, ya que sus protagonistas estaban, como en Gran Hermano, internos y aislados del exterior. Pero esta nave que acogía a los triunfitos contaba con un problema en el que no se fijaron al principio: se había pensado como un plató de televisión cerrado. La academia sólo era un decorado claustrofóbico y sus habitantes no disponían ni de un balcón para empaparse de la luz del sol. Manu Tenorio fue el primero que se quejó de la falta de esta necesidad vital básica dentro de la academia. Algo que no falta ni en las peores cárceles. La queja surtió efecto y se consiguió abrir un pequeño patio para que pudieran ver el cielo en sus meses de internamiento. Al menos, un ratito cada día.

Ahora, 15 años después, la academia de OT se encuentra vacía, esperando un nuevo uso. En su interior se han realizado otros programas, como El Castillo de las Mentes Prodigiosas o La Jaula, pero siempre pasará a la historia por haber sido el particular hogar donde cambiaron para siempre las vidas de Bisbal, Chenoa y Rosa. Ese lugar que, de paso, nos hizo soñar a todos los que fuimos testigos de ese cambio durante aquellos intensos meses.

En 2017, viendo el edificio desde fuera, es difícil evocar lo que sucedió en esa especie de almacén clandestino. Como espectadores, imaginábamos la fachada de esa academia de un modo muy distinto. Probablemente, más bonita, de diseño o tipo la escuela de Carmen Arranz en Un paso adelante (cuya, fachada, por cierto, era una nave del Matadero de Madrid). Pero no, la Academia de OT solo era un decorado de usar y tirar dentro de un gélido hangar de cemento y hojalata. Así es la televisión, fascinante y y siempre engañosa, un aparato que metamorfosea la realidad o, mejor aún, que sólo nos muestra una parte de ella desde determinados ángulos cuidadosamente elegidos. El resto lo pone nuestra imaginación si nos la estimulan de la manera adecuada. Y aquel primer OT lo hizo, vaya que si lo hizo.

> Los 5 elementos que han propiciado la catarsis colectiva del reencuentro de OT 

@borjateran

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