OPINION

Gran Hermano debe tomarse un descanso

aida nizar
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El prime time de éxito de Telecinco demuestra un cambio de tendencia. El público demanda otro tipo de entretenimiento basado en el talento. Got Talent arrasa en audiencia, lo mismo sucede con los niños cantantes de La Voz Kids. Programas que ensombrecen al estandarte de la cadena, Gran Hermano, que mantiene un público fiel pero sin brillar como antes.

Tras la aburrida última edición con anónimos, la versión VIP aterrizó con aires renovados. Concursantes de trayectoria consolidada para, probablemente, dar un toque más positivo al reality de los realities. Que si el gracejo de Emma Ozores, que si el torbellino de Irma Soriano, que si la fuerza juvenil de Daniela Blume...

Sin embargo, hubo que introducir y perpetuar a Aída Nízar dentro de la casa para generar un poco de polémica, pues la columna vertebral de casting de habitantes controla tanto de televisión que también han sabido controlar sus sentimientos delante de las cámaras. Y así GH pincha.

Nízar intentó poner remedio a la monotonía con su experiencia curtida en los años glorioso de la tele-realidad. Lo consigue, ya que descoloca constantemente al personal a su ególatra manera, pero la audiencia generalista está resabiada también de este tipo de tácticas. No se creen la sobreactuación de Nízar, ni su presencia en Gran Hermano.

Más allá de sus fieles, que no suelen fallar a la cita, GH demuestra un desgaste a la hora de captar al público masivo. La franquicia ya no propicia contenido para el resto de programas del canal y no genera conversación en la calle.

Telecinco necesita dar un descanso para que su marca de más éxito no muera por culpa de sus propios vicios. Un parón propiciará que la fórmula de GH coja aire y ventile el aprendizaje de los propios concursantes, que ya se las saben todas.

Al formato le vendrá bien que se renueve la cantera de personas que quieren entrar en la casa. Más ingenuos, menos expertos en el concurso. También ayudará una reforma a fondo de la vivienda, que cada año cambia su decoración pero no su estructura, que debería recuperar más la esencia de chalet con piscina de teleserie.

Porque eso es lo que ha perdido GH por el camino: ser una teleserie, con sus golpes de humor y emoción. Ahora, en cambio, el programa parece más una imitación de sí mismo en la que sólo se prima presentar discusiones y peleas a un espectador que vive en un bucle de contenidos. La marca de Gran Hermano es más que eso, es sorprender y lo volverá a hacer cuando se vuelva a despertar una expectación especial con su retorno. Y para lograr esa sensación se precisa que corra el tiempo suficiente para olvidar tostones y echar de menos.

@borjateran

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