OPINION

El problema de la (no) aventura de Supervivientes 2017

supervivientes 2017
supervivientes 2017

El conflicto es el motor de Supervivientes 2017. Los guionistas del programa tienen claro que la cuota de pantalla sube con la pelea o la declaración incendiaria de la hija de Rocío Jurado, Gloria Camila, que no duda en criticar delante de cámara a su hermana, Rocío Carrasco, o incluso a María Teresa Campos y Terelu. El morbo de manual está servido, ideal para subir el share.

Supevivientes 2017 se está quedando en la pelea que podría ser de Sálvame, Gran Hermano VIP o Mujeres y hombres y Viceversa y se está olvidando de su premisa aventurera. Una circunstancia que no es nada nueva, pero el problema surge cuando el espectador no diferencia entre diferentes formatos de Telecinco y tampoco entiende la mecánica de supervivencia del concurso, esa mecánica que debería provocar las disputas: las diferentes partes de las islas que separan a los concursantes por equipos (el infierno, el cielo...), las pruebas de inmunidad, la búsqueda de los alimentos... Elementos que existen aunque sin la fuerza épica de etapas de antaño.

Supervivientes ya no contagia esa emoción y tensión de ver a unos náufragos fuera de su área de confort, lejos de las comodidades de sus vidas vips. La audiencia no siente que los famosos están en una tierra hostil en la que tienen que encender un fuego de la nada.

Al final, el programa se sostiene en un mal rollo que los concursantes ya traían de casa y que desvía la atención del hilo argumental de la aventura. Supervivientes 2017 podría desarrollarse directamente en cualquier pueblo de Madrid, sin necesidad de conexiones vía satélite con Honduras ni cocoteros ni saltos desde helicóptero. El cotilleo ha ganado a la expedición aventurera. Y eso no es malo, pero empobrece las posibilidades del formato.

Porque el gran valor de Supervivientes está en que ese aireado conflicto surja de esa supervivencia de unos personajes con los que el espectador empatiza al ver como viven una historia de superación en una isla desierta. O, de lo contrario, todo parece un programa cualquier, cortado por el mismo patrón, desvaneciéndose otro aliciente extra de este tipo de formato de náufragos como es su lado aspiracional de ese televidente al que le gustaría vivir esa trepidante aventura. Pero Supervivientes 2017 lo último que desprende es la sensación de trepidante aventura .

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