OPINION

Las cuatro lecciones televisivas del exitoso estreno de 'La casa de papel'

la casa de papel serie
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La casa de papel ya es el mejor estreno de ficción de los dos últimos años. La nueva serie de Antena 3 ha cosechado un excelente 25.1 por ciento de share y 4.090.000 espectadores. Un buen resultado en cifras que esconde cuatro lecciones básicas a la hora de programar con éxito nuevos contenidos en televisión. Cuatro tácticas de manual que, sin embargo, no son tan habituales en las actuales cadenas de TV en España.

1. La fecha del estreno no es un secreto

Las cadenas avisan del estreno de sus series o programas con muy poco margen para que, así, los canales rivales no cuenten con tiempo hábil para contraprogramar y dañar el lanzamiento de su nuevo contenido. Como consecuencia, no siempre los competidores tienen tiempo suficiente para reaccionar, pero el espectador tampoco: con tanta premura el público no se entera de las nuevas ofertas.

Antena 3, en cambio, ha anunciado la fecha de La casa de Papel con más de una semana de antelación. Tiempo suficiente para crear un acontecimiento del estreno, marcando en la memoria del televidente la fecha en la que podía disfrutar del producto. Más aún, al hacer coincidir su nueva producción con un partido crucial de Champions, entre el Madrid y el Atlético, cita ineludible en el imaginario colectivo nacional.

2. Si se cuenta un atraco, se cuenta un atraco

Uno de los aciertos de La casa de Papel está en que la ficción no da rodeos en su arranque. El espectador sabe que va sobre un atraco de la fábrica de moneda y ese atraco justo empieza con la propia cabecera de la ficción. Sin demoras.

A pesar de la larga duración del prime time español, La casa de papel no retrasa el conflicto. Así logra un enganche sin escapatoria en una audiencia harta de los primeros episodios de presentación cortados por mismos patrones diseñados a la caza y captura de la emoción de la cuota de pantalla masiva.

3. La premisa diferente y contundente

El primer capítulo de La casa de papel tiene muchos patrones que no faltan en una buena serie que busca una audiencia de masas: que si las tramas con tensión amorosa latente, que si una trama más infantil con alumnos de un colegio... Pero, en La casa de papel, estos ingredientes se presentan desde un contexto con una personalidad muy diferenciada.

Y ese es el fuerte de La casa de papel y de cualquier producto televisivo: cuenta con una poderosa premisa que está bien acotada. El formato del conflicto está claro. La casa de papel no mezcla una macedonia de ideas para el éxito, define una historia con un arco que parece estar meridianamente claro, de principio a fin. Aunque las personalidades de los atracadores terminen desbocándose.

4. Cebar sí, destripar no

En la obsesión para que el espectador no se escape a la competencia o, en su defecto, apague la tele, las cadenas españolas han optado por vender sus programas con "avances" que son una fuente imparable de spoilers. La propia emisora destripa los capítulos de sus producciones para que el público sepa que existe una secuencia asombrosa que no se debe perder.

Hay que darlo todo masticado. Pero, al final, la audiencia ya sabe lo que va a pasar y la ficción pierde fuelle. Nada parece imprevisible. De (casi) todo el público está avisado. Muy diferente a la táctica que utiliza La casa de papel en sus créditos, que despiertan la curiosidad hacia el siguiente episodio con sutiles y elegantes cebos, que no revientan ninguna trama pero que sí generan debate sobre lo que puede o no pasar. Inspiran, no desvelan. En eso consiste la televisión, en crear expectación cuidando la propia imaginación de la inteligencia del espectador.  Y ahí también está el problema de la televisión de hoy, cuando las cadenas se olvidan de que ese inteligente espectador existe y lo acaban reduciendo a un volátil número de porcentaje de cuota de pantalla.

@borjateran

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