OPINION

El fracaso de España en Eurovisión, ¿y ahora qué?

MANEL NAVARRO EUROVISION TVE
MANEL NAVARRO EUROVISION TVE

Ni el último puesto con Manel Navarro, ni la caótica gala de preselección en La 1. Todo parece que sigue igual en la extraña relación de España y Eurovisión, pero es el momento en el que Televisión Española debe analizar los fallos y volver a aprovechar la marca del eurofestival como aliada a la hora de atraer a un mayor volumen de público a la cadena pública.

La gran final de Eurovisión se mantiene como uno de los programas de entretenimiento más vistos de la televisión. De hecho, incluso sin la implicación de la audiencia con el candidato español, el festival rompe las audiencias en TVE con más de cuatro millones de espectadores, un dato muy complicado de lograr en el sábado noche.

Un contenido a un coste muy ajustado, ya que la inversión por los derechos de emisión de Eurovisión rondan los 400.000 euros, cifra que no sólo incluye el festival en sí. TVE paga este canon por retransmisiones globales de la UER, como eventos deportivos o el concierto de Año Nuevo de Viena, lo que supone una inversión que Televisión Española saca alto partido.

Sin embargo, aún podría aprovechar más el fenómeno eurovisivo. Y en este proceso TVE debe confiar su candidatura en un equipo de expertos en televisión y música que trabajen en Eurovisión como un proyecto de largo recorrido. En España, cada año, los equipos creativos cambian, desconocen las circunstancias de este evento y no se aprovecha la experiencia de otros años.

TVE debe construir un equipo creativo y con olfato, que supervise el festival con conocimiento de la industria musical española y entienda las necesidades de la televisión internacional. Talento hay mucho, sólo falta tener ojo. Otros países ya hacen ese trabajo mirando a España. Es el caso de Bulgaria, que se inspiró en el artista español David Parejo para buscar a su representante, Kristian Kostov. Y casi gana, quedando segundo.

También es necesario no dejar la elección del candidato para el último instante. En países nórdicos, como Finlandia, han abierto ya convocatoria con las bases para participar en el próximo Eurovisión de Portugal. Nada que ver con España, donde los pasos previos para elegir representante parecen meros trámites, con galas en La 1 que excluyen a la audiencia que no es fan del eurofestival y que caen siempre en los mismos clichés -idénticos popurrís de las canciones de siempre, escenografías pobres y galas de saldo con demasiados tópicos-.

En el equipo de la web de RTVE sí ha logrado una serie de especiales con mejor factura y en los que han hecho sentir al público partícipe de este particular fenómeno. No obstante, el movimiento creado no ha sido suficiente, ya que estos formatos han pasado desapercibidos.

Por ahí va el camino, pero con formatos más definidos que vuelvan a implicar a la audiencia más masiva en el fervor por eurovisión y, también, a los propios artistas de primer nivel del país, que han huido del festival tras observar las caóticas galas de preselección españolas de los últimos años y sus confusos procesos de toma de decisiones internas. En este sentido, TVE debe recuperar su credibilidad y convencer a los cantantes más destacados que su vinculación con la marca Eurovisión será un aliciente promocionar para sus carreras. La victoria de Salvador Sobral ayuda en este camino.

Al final, el talent show más importante de Europa, Eurovisión, sigue en buena forma porque se va adaptando a los años, pues el vibrante sentimiento de la música unido al poder del show televisivo no tiene fecha de caducidad. Y ahí es donde ha pinchado TVE en los últimos años: sus candidaturas han ido faltas de sentimiento carismático por la música y la televisión. Como consecuencia, el público y los artistas han interiorizado la premisa de que todo es un simple trámite en donde lo importante sólo es participar. Es el momento de terminar con ese prejuicio. Es hora de volver al ADN de Eurovisión. Pero, por el momento, como la canción de Julio Iglesias, parece que en Prado del Rey la vida sigue igual.

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@borjateran

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