OPINION

El annus horribilis de TVE: los errores que comparten todos sus fracasos de entretenimiento

no es un sabado cualquiera tve
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Fantastic Duo, No es un sábado cualquiera, El Gran Reto Musical, El Árbol de los deseos, Espinete no existe, Pura Magia... son los nuevos programas de entretenimiento que ha estrenado TVE en la última temporada y, al mismo tiempo, son grandes desconocidos para el público. Han sido un fracaso de audiencia pero, también, de repercusión social.

Sólo el reencuentro de la primera edición de Operación Triunfo y MasterChef ha supuesto un éxito para Televisión Española. Dos programas que vienen de otras etapas de la cadena pública y que han destacado porque son conscientes de su tiempo: el público se siente reflejado en sus contenidos. Y ahí está el verdadero fracaso de TVE en los últimos tiempos.

Los responsables de entretenimiento de la cadena pública han centrado todos sus estrenos en la búsqueda de un público premeditadamente familiar. El problema surge cuando se cocinan esos espacios para un tipo de familia que ya no representa a la sociedad actual, con unos artificiales lenguajes televisivos que limitan el contenido hasta expulsar al espectador de hoy.

La mayoría de las críticas hacia esos espacios se resume en que la dirección de TVE "hace televisión de los noventa". Pero esta argumentación es errónea, ya que en la década de los noventa Televisión Española producía programas de entretenimiento que no iban a rebufo de nadie, entendían los contextos del canal público y de su audiencia y, además, no sufrían demasiados complejos a la hora de jugar con las ideas de la televisión.

Sin embargo, todas las apuestas en entretenimiento de la actual cúpula de TVE sufren demasiados complejos a la hora de crear televisión pública. Con programas en donde se limita la personalidad de sus presentadores y colaboradores. Como consecuencia, no se perfilan personalidades empáticas más allá de un guion condicionado por lo políticamente correcto, previsible y sin ninguna posibilidad de transgresión imaginativa.

De hecho, la mayor parte de estos programas frustrados de TVE comparten un error: el mal montaje de imágenes, que rompe el clímax de lo que se está contando con unos nada disimulados cortes de edición que descolocan la materia prima de cada espacio. Por ejemplo, mientras que la versión original de Fantastic Duo construye el interés por los concursantes con ayuda de los planos de reacción de los famosos (asombro, risas...), La 1 ha desvirtuado este formato al apostar por una edición de imágenes que oculta la espontaneidad de los colaboradores, como Bibiana Fernández. Al final, como consecuencia, el público percibe que está ante otro programa de actuaciones pegadas de cantantes. Observa el nuevo talent como más de lo mismo, ya que la postproducción ha matado gran parte el sello diferenciador de este show y no permite una evolución argumental que transmita naturalidad. Un detalle que se repite en todos los formatos de la emisora: del talent Pura Magia al nostálgico Espinete no existe. En este último, iba con tanta prisa que propiciaba frustración en el ojo del espectador. El público sentía que no había tiempo para disfrutar de las historias de los entrevistados.

Tampoco ha ayudado la escenografía de los programas. Los decorados siempre cortados por un mismo patrón olvidable. Todos los platós parecen iguales. Sin líneas creativas específicas que despierten la curiosidad de un público que quiere ver en TVE algo diferente de lo que ya hacen las privadas con más pompa. En este sentido, otra debilidad de la cadena pública es que no arriesga con las mecánicas de los formatos. Ahora, este mismo viernes, La 1 lanza Hotel Romántico, un programa sobre abuelos que buscan el amor en un hotel. Pero, en cambio, la dirección de entretenimiento del canal ha vuelto a adulterar la esencia original que ha propiciado el éxito internacional del formato, bajando la edad de los participantes a los cincuenta años. No vaya a ser que sea verdad ese cliché de que los abuelos no venden en televisión (eso decían antes de que fuera un fenómeno social Las Chicas de Oro...)

Programas nuevos que parecen reposiciones

La otra flaqueza de los estrenos de este año en TVE es que no solo evidencian que son grabados con sus malos cortes de edición, también porque son concebidos para un contexto distinto al de la estación climática en la que se emiten. En plena ola de calor, se estrenó No es un sábado cualquiera con un reportaje que mostraba el frío más invernal de Madrid. Delirante. Era un estreno, en cambio se apreció como vieja reposición.

Realidades que no están en el imaginario colectivo plural 

El espectador no se siente reflejado. Porque los programas no retratan el momento de la sociedad, mostrando realidades excluyentes. Como ha sucedido en el espacio de sorpresas por los colegios de España El árbol de los deseos, que se centró en colegios privados. ¿Os imagináis el concurso Juego de Niños sin ir a la enseñanza pública? No, porque el retrato real e identificable de una sociedad plural se realiza mejor si es desde los colegios que representan a la mayoría de la audiencia.

Lo mismo ocurre a nivel musical. Los hists que reproducen los programas de prime time de TVE se han quedado estancados en los noventa, olvidando complementar los clásicos de siempre con la buena música que emociona en la actualidad. Sin tomar el pulso a los nuevos talentos, nacionales e internacionales, y obviando las nuevas vías de distribución de música. Hay vida más allá de 'La raja de tu falda' de Estopa.

El síndrome de inferioridad 

Sin olvidar que TVE está perdiendo su sello de calidad en lo que a realización visual se refiere (véase la caótica y amateur gala de elección al representante de Eurovisión, inemitible). Televisión Española debe recuperar el cuidado maestro de la línea visual de sus programas. Programas que también deben contar con la dosis necesaria de innovación para movilizar el sector audiovisual. Como siempre hacía TVE, generando acontecimientos que arrastrara al público hacia una emisora pública que jamás se infravaloraba a sí misma. Ahora sí.

En formatos de entretenimiento, recuperar a esa audiencia perdida se logra con formatos que desprendan sensación de estar en vivo y en directo, aunque estén grabados. Producciones en las que la audiencia se sienta partícipe, mientras descubre historias personales, musicales o emocionales.

De ahí que en TVE sólo siga triunfando, en audiencias y en aceptación social, aquellos programas que no son lights. Al contrario, funcionan aquellos espacios que te enseñan, te emocionan e incluso te enfrentan a ti mismo. Así pasó con la catarsis colectiva de la reunión de los primeros triunfitos, el rencuentro de OT, y así ocurre con el viaje gastronómico a través del espectáculo del reality de MasterChef. Espacios de prime time que muestran gente de verdad, con sus ilusiones, con sus frustraciones. Siendo ellos mismos, con todas las consecuencias. Es el camino que debe volver a emprender el entretenimiento de TVE: creatividad sin medias tintas, creatividad con todas sus consecuencias.

@borjateran

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