OPINION

Contra el estrés, viva la lentitud

El periodista Carl Honoré tuvo una visión de esas que se tiene una vez en la vida. Estaba leyendo un artículo en un periódico sobre cómo contar cuentos rápidos a los niños, y allí se recomendaba una web que contenía resúmenes hablados de los clásicos que todos hemos contado a los niños. Tres cuentos en diez minutos. ¡Genial!, se dijo Carl, "así no perderé más tiempo contando largos cuentos a los chicos". En ese momento se dio cuenta de su decadencia espiritual: ¿cómo es posible que el mundo moderno y el estrés me hayan llevado a no querer compartir más momentos con mis pequeños?

A partir de entonces, Carl se entregó al movimiento de la lentitud y escribió un libro.

Hace unos días, uno de los confidenciales on line de más éxito en EEUU -The Huffington Post- inauguró su sección de libros. Y se estrenó con el comentario del libro de Carl Honoré titulado "Elogio de la lentitud" (RBA Bolsillo).

Invitaron a Carl a hablar de su propio libro y él volvió a repetir la historia de sus niños. Luego filosofó un poco sobre nuestros tiempos: "Actualmente, trabajamos rápido, hablamos rápido, pensamos rápido, comemos rápido, jugamos rápido. Incluso hacemos el amor en un tris".

Describió perfectamente la vida de la empresa.  No hay tiempo para nada. Ni para las cosas verdaderamente importantes: nosotros, los nuestros, nuestros hijos, nuestra vida conyugal, nuestros amigos, nuestros familiares... "Estamos pagando ese precio por vivir hacia adelante" (como apretando ese botón del video que dice forward).

El movimiento slowness existe. Hay en Italia un hombre que es el gurú de todo ello. Existen Slow Cities, Slow Food, Slow Travel y hasta Slow Sex. Honoré afirma que un ejecutivo de IBM se ha hecho adicto a este movimiento de la lentitud y pide a los empleados de la firma que se metan menos en sus correos electrónicos, que no se pasen el día chequeando si "hay un e mail para mí". Es el Slow Mail.

El libro de Carl ya se ha impreso en 30 lenguas y lo recomiendan ejecutivos, gurús, sacerdotes, imames, profesores... "No es extraño que muchos de los que vivían con prisas nos insten ahora a echar el freno", dice Honoré en el artículo de HuffPost. En el mundo de la empresa, desde luego que sería uno de los mejores consejos para mejorar la calidad de vida, e incluso la productividad.

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