OPINION

Últimas noticias: Obama no procede del Olimpo

Nos habíamos creído que Barack Obama procedía de otra galaxia, de Ganímedes, del polvo de las estrellas, era un enviado de los dioses, un santo, un mesías, un dios olímpico.

O sea que no. Pues vaya.

Como muchas personas, yo estuve sentado el cinco de noviembre de 2008 a las seis de la mañana frente a un televisor para escuchar su discurso de la victoria. Vi las caras de la gente que se apretujaba contra la tarima en una explanada en Chicago, donde el elegido presidente, su mujer, y sus dos hijas saludaban al público. Escuché con atención su discurso. Contemplé las caras llorosas, las sonrisas, la alegría de sus seguidores...

Durante aquellos días había estado leyendo las crónicas periodísticas. Obama, el renovador. Obama, la esperanza. Obama, el reformador. Traería una nueva vida a EEUU y al mundo entero. Tenía planes. Mejor aún: sueños. Eso eso. Grandes sueños. Y la humanidad quería soñar con él.

La prensa se enamoró de Obama porque necesitaba una nueva Lady Di. Lo dijo un periodista de The Guardian.

Cuando vi aquellas multitudes, a sus rostros encendidos y a los sueños que estaban pasando por su cabeza, me dije: Oh, oh. Creo que Obama tiene su primer problema y se llama "proceso de santificación sin milagro constatable". La prensa, sus seguidores, el resto del mundo, lo habían santificado. Esperaban milagros. Y ese era su primer desafío: convencer a la gente de que no era el nuevo Mesías. Empezábamos mal.

Desde el primer minuto de su mandato, el gran problema de Obama consistía en que la gente le había idealizado hasta convertirlo en un semidiós. Se esperaba mucho de él. Se le veía como "el gran solucionador". Tenía cualidades mágicas, taumatúrgicas, hierofánticas.

Y uno se preguntaba: ¿En medio de una crisis financiera como nunca se había visto en 80 años? ¿Con una guerra allá al fondo del planeta a la derecha, en un lugar llamado Afganistán y otro Irak? ¿Quién tiene superpoderes?

No los tiene a pesar de que es el hombre más poderoso del mundo. Terrible paradoja. Y por eso, ahora, mucha gente dice que le está decepcionando. Quizá la culpa es del equipo de imagen y comunicación de Obama, que explotó hasta la barbaridad la figura del "primer presidente negro de la historia de EEUU". Pero ni negros, ni blancos, ni amarillos, ni verdes. Aunque los superhéroes se vistan con trajes de luces, los milagros se dejaron de hacer hace 2.000 años.

Mostrar comentarios