OPINION

El Niño deja de hacer trastadas

La humanidad descubrió el fenómeno geomarítimo de El Niño a mediados de los años noventa. Resulta que, periódicamente, los mares tropicales del Pacifico se calientan más de lo debido y ese aumento de las temperaturas, se debe a portentosas corrientes de aire, y a gigantescas corrientes submarinas que van de Indonesia a América del Sur. Las consecuencias suponen un descalabro monumental en la meteorología. Unos países se secan como la mojama y sus cosechas se arruinan.

Un fenómeno. Un fenómeno juguetón que se bautizó como El Niño porque, cerca de Natividad del Niño Jesús, los pescadores peruanos observaron que los peces huían empujados por aguas más calientes.

El ciclo volvió en años pasados lo cual ha obligado a Hugo Chávez a pedir a los venezolanos que adopten la "ducha socialista" que dura tres minutos, y que se acostumbren a los cortes de luz. ¿Cómo es posible? Lo es porque los ríos venezolanos se están quedando sin agua. El Caroní, que es un afluente poderoso del Orinoco, baja tan seco que las turbinas que movían la ciclópea presa del Guri se están oxidando. Tan poderosa es esta presa que abastece al país del 70% de su energía eléctrica.

Eso no fue todo. El Niño ha producido unos cambios dramáticos en las cosechas de medio mundo, y ha aruinado a muchos agricultores. La prueba de falta de lluvias es que la zona de México y del sur de EEUU ha sufrido menos los embates de los terribles huracanes que solemos ver en televisión

Pero respiremos. Los meteorólogos afirman que el fenómeno de El Niño tuvo su punto de impacto más alto el pasado mes de enero y que ahora está apaciguándose. Anuncian la desaparición definitiva para el verano, con lo cual muchas cosechas volverán a sus antiguas armonías.

El precio que se ha pagado por este calefactor de aguas tropicales ha sido duro. Los precios de las materias primas agrícolas como el azúcar, el cacao, el arroz y el café han estado por encima de lo habitual. Ahora esas commodities se han puesto "bearish", es decir, los traders esperan que caigan de valor por las abundantes cosechas que se esperan.

Porque ahora viene La Niña, la época en que las cosas se calman y el planeta atraviesa por una etapa general de buenas cosechas.

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