OPINION

Un titular de Bolsa que esperó dos semanas

Hace dos semanas, aposté una comida con un experto en Bolsa a que, después de tanta turbulencia financiera y caída de la Bolsa, tardaríamos muy poco en leer el siguiente titular: "La Bolsa registra su mayor subida en los últimos meses".

No sucedió nada en la semana siguiente a la promesa de modo que invité al especialista a una comida en Burger King pues con la crisis es lo máximo que me puedo permitir. Era broma, claro, y al final quedamos en almorzar en un restaurante vasco la semana que viene.

Había yo pensado que ese titular en efecto no había llegado, pero al final llegó: fue ayer. Una web financiera titulaba que la Bolsa registraba esta semana su mayor subida desde julio pasado. Más de un 4%.

Bueno, la verdad es que han sumado lo poquito que creció cada día hasta que lograron llegar a ese 4,4%, y lo ilustraban con la sonriente cara de dos intermediarios.

No soy experto en Bolsa pero, como periodista económico, he visto tantas veces esos vaivenes, esos rising tides (mareas altas o en crecimiento) después de las mareas bajas, que no hay que ser un científico para predecir que el suceso se repetirá. Pero en este caso me basaba en un razonamiento que es bastante sensato. El pesimismo que nos invadió hace dos semanas fue simplemente eso que el poker se llama un bluff, es decir, marcarse un farol.

Hubo inversores que nos hicieron creer, e hicieron creer a los demás, que este país no tenía credibilidad financiera, y por eso cayó la Bolsa aquel jueves negro hasta un 6%. Un farol. Un farol porque yo estaba seguro de que si hay algo en lo que España todavía puede sostener su prestigio es en su credibilidad financiera, su rating.

En otras cosas vamos muy mal, pero nuestra deuda es sólida y tampoco es muy elevada. La devolveremos, sin duda. Por eso, sin saber mucho de Bolsa, pensé que en pocos días los mercados se darían cuenta del bluff, y que la Bolsa se recuperaría. Bueno, se ha recuperado poco a poco. Y si cae en los próximos días no será porque nuestra deuda sea mala, sino por otras cuestiones.

Todo esto me recordó una reflexión de Gerd Gigerenzer, director del departamento de Biología del Comportamiento del Instituto Max Planck de Alemania, quien en su libro "Gut Feelings" (Decisiones Instintivas, de Editorial Ariel) afirmaba que el instinto  o la intuición (gut feelings quiere decir corazonadas) muchas veces es más eficaz que el razonamiento. Y añadía que el exceso de información puede dañar la visión de la jugada. Por eso, muchas veces, la sabiduría popular o elemental puede superar a la sabiduría especializada.

Y eso en Bolsa se cumple casi a rajatabla.

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