OPINION

El español aburrido

Siempre que me toca dar clases de comunicación me enfrento con el mismo problema. La gente prefiere presentaciones en Power Point llenas de gráficos y de textos abstrusos antes que diapositivas sencillas. Los oradores creen que si meten muchas cosas complicadas la gente pensará que son oradores serios, profundos y con mucho fondo.

Pero un mensaje enviado no es un mensaje recibido. Por eso, la inmensa mayoría de las charlas con Power Point son inmensamente aburridas.

Eso tiene un coste. La audiencia deja de prestar atención y piensa en la factura de la luz, en si llegará a fin de mes, en la tos sospechosa del bebé o en cualquier cosa. Lo cual significa que están perdiendo el tiempo. Lo pierde la audiencia, lo pierde el orador, y lo peor es que eso se traduce en dinero: quien haya pagado por esas conferencias o presentaciones ha tirado su dinero a la basura.

Hoy, este día, se han tirado a la basura millones de euros porque se han organizado cientos de presentaciones en todo el país que no han conseguido sus objetivos. La gente no ha atendido, ergo, han perdido tiempo y dinero.

Para resolver ese problema, siempre propongo presentaciones con pocas frases en cada diapositiva: una frase, una diapo, una idea. Que los gráficos no se acumulen en una imagen sino que se dividan en varias. Y que lo importante es el orador y sus ideas, no el Power Point.

Pero no tengo éxito. La gente asiente pero luego vuelven a sus despachos a crear presentaciones aburridas que hacen perder el tiempo y el dinero a todo el mundo.

¿Por qué? Pues porque en este país, sigue siendo muy importante aparentar sabiduría. Lo hacemos todos los días escribiendo artículos aparentemente sesudos, pero mal redactados y con poca garra. Lo hacemos con Power Points que duermen a la audiencia.

Me cuentan frecuentemente el caso de alguien, un subordinado, que prepara una presentación amena y con poco texto, pero al final se la echan abajo porque sus jefes la califican de frívola. Eso genera una enorme frustración en el joven imaginativo, y al final, tiene que pasar por el aro para satisfacer a sus jefes.

Un aburrimiento.

No se han enterado todavía que lo importante es transmitir.

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