OPINION

El ruido, tu gran enemigo

El ruido es un gran compañero diario en España. Nos acompaña en el trabajo, en la calle y en casa. Dormimos con el ruido de los vecinos y su televisión. Nos levantamos con las sirenas de las ambulancias y los bomberos, y nos desperezamos al entrar en un bar, con el delicioso tintinear de las cucharillas y la vajillas de loza.

Pero el ruido es el mayor enemigo de la concentración: es imposible hacer un trabajo con perfección en medio de tanto ruido. Hay ruido en las oficinas porque la gente habla alto y los teléfonos chirrían; hay ruido en la cafetería hasta en los domingos por la mañana, porque uno abre el periódico y cuando lee unas líneas se desconcentra pues el camarero está calentando el café con el vapor, o está vaciando café en la basura.

¿Y en las bibliotecas? Las personas que se acercan a pedir libros en la barra piensan que están pidiendo calamares a la romana: gritan. No saben susurrar. No saben lo que es una biblioteca.

La gente habla por el móvil en los trenes como si estuvieran en medio de una guerra, a gritos. He visto a ejecutivos de rango muy alto, muy pero que muy alto, comportarse con el móvil en el AVE como las señoras y los señores que pìden a gritos los rodaballos en los mercados. Igualitos.

Una vez, un amigo intentó hacer el test del ruido en un bar de Carabanchel: estábamos en un bar cuya especialidad era la oreja de cerdo frita, y en medio del bullicio de las máquinas tragaperras, el televisor, los gritos de los parroquianos, y las comandas de los camareros, mi amigo pegó un grito digno de película de terrror pero nadie se inmutó porque el ruido no destacó entre los demás ruidos. Una prueba concluyente.

Por eso se me ocurrió que, imitando a esa iniciativa que pretende racionalizar los horarios de trabajo en España, habría que añadir otra para que la gente hiciera menos ruido. Seguro que dentro de cinco años aumentaríamos la productividad y hasta el coeficiente de inteligencia. Quién sabe. Quizá tendríamos grandes filósofos pues por fin podrían pensar y reflexionar con tranquilidad.

Hablando de ruido, este spot de Nacho Vigalondo lo explica con música y coreografía.

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