OPINION

Paro EPA, ¿quién miente en este país?

Cada tres meses, los entrevistadores del INE se acercan a 60.000 familias y les hacen un cuestionario exhaustivo. Se llama Encuesta de Población Activa y pretende determinar con bastante precisión varias cosas: cuánta gente trabaja en España más de una hora a la semana; cuánta gente está en paro; cuánta gente quiere trabajar...

Dado que estamos hablando de una encuesta, cualquier persona se preguntaría si las personas que responden son sinceras. Imaginemos que se presenta un encuestador y pregunta de cuántos miembros consta esa familia, cuántos están parados, cuántos trabajando y cuántos no desean trabajar. ¿Le contestaríamos diciendo la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad? ¿Lo haríamos sin complejos en tiempos de crisis?

El caso es que de nuestras respuestas se sacan el paro, la ocupación y la población activa. En la última encuesta, publicada el viernes pasado, el paro subió a 4,645 millones de personas (se incrementó en 32.000 personas, porque subió la población activa). También subió la ocupación, es decir, que hay más gente con trabajo que en el primer trimestre. Pero como aumentó la población activa, esa mejoría se diluyó, o más bien no se notó.

Pero la pregunta sigue siendo la misma: ¿la gente es sincera?

Todas las investigaciones estadísticas siempre tienen unos mecanismos correctores depuradísmos para limpiar los resultados y hacerlos más científicos. Pero ¿se corrige la psicología? En teoría, los expertos sociólogos dicen que en épocas de bonanza, si los ingresos del hogar están asegurados, muchas personas dicen que no les interesa trabajar. Entonces, no son consideradas población activa.

En cambio, en épocas de vacas flacas, en teoría, según los expertos, sucede lo contrario: el paro crece con mucha velocidad porque hay un montón de gente que desea trabajar pero que no encuentra trabajo. Es decir, se acelera la lucha por el puesto de trabajo: hay más personas detrás de un empleo y muchas de ellas estaban inactivas hasta que la crisis las lanzó al redil.

Desde 2005, la población activa crecía anualmente al ritmo de 650.000 personas al año. En teoría, siguiendo las reglas anteriores, a medida que entramos en crisis tendría que haber más gente declarándose con ganas de trabajar o trabajando. Pues ha sucedido lo contrario: ha crecido muy poco. En la última encuesta de población activa, 23.122.300 personas confesaron querer trabajar o estar trabajando. Eso supone sólo 40.000 más que el año pasado en la misma fecha. O sea, algo que crecía a un ritmo bestial de 650.000 personas al año, ahora crece diez veces menos. Casi no crece. El año anterior (2009 sobre 2008) creció en casi en 280.000 personas, menos de la mitad que en años anteriores.

¿Por qué?

Una razón puede ser la emigración de familias extranjeras. Otra puede ser que las personas que decían que querían trabajar, estaban mintiendo, e hincharon las cifras de población activa por tomar el pelo al encuestador o por deporte. Puede que ésta sea la cifra real, y no la de hace cinco años.

Es difícil explicarlo. Pero las cifras están ahí. Cualquiera puede consultarlas en la página web del INE. En cualquier caso, el gobierno puede respirar porque si la población activa hubiese crecido el ritmo de hace tres años, el paro no sería de 4,6 millones. Sería superior a los 5,5 millones de personas.

Pero si muchos de los que han aceptado ser entrevistados por el INE, ocultan sus chapuzas, sus trabajos en negro, y en cambio, dicen que están parados, entonces las cifras del desempleo (el paro EPA), tampoco son verdad.

De modo que alguien tendría que salir a explicar todas estas incoherencias, pues aquí se esconden muchas mentiras.

Pueden ver las notas de prensa con las series de los segundos trimestres de 2005, 2006, 2007, 2008, 2009, y 2010. Si buscan población activa, verán cómo crecía a un ritmo de 650.000 personas al año hasta 2008, año de la crisis. Luego baja a menos de la mitad y al final casi se paraliza.

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