OPINION

Las dos noticias que sacudieron al mundo hace dos años: una vaca alcoholizada y Lehman

El 15 de septiembre de 2008 el mundo del arte quedó estupefacto cuando se anunció que Damien Hirst, el artista, había vendido una vaca sumergida en formol por 13 millones de euros.

Fue en la galería Sotheby's y la noticia ocupó las portadas de los medios de comunicación. Muchos comentaristas volvieron a comentar lo que siempre se comenta en estos casos: ¿dónde termina el arte y comienza la estupidez?

Más o menos era la misma pregunta que se hacían muchos inversores cuando supieron que el banco de inversiones Lehman Brothers había quebrado ese mismo día. En la madrugada, después de muchas llamadas de teléfonos y de reuniones, Dick Fuld, presidente de Lehman, dijo a sus asesores que avisaran al mundo de que estaban en quiebra.

En quiebra porque el banco de inversiones había colocado por todo el mundo productos financieros estructurados (suena muy bien), detrás de los cuales había hipotecas basura norteamericanas. ¿Dónde termina la banca y dónde empieza la estupidez?, pensaron muchos al desentrañar los productos financieros.

La caída de la casa Lehman detonó la caída de las Bolsas del mundo. Una tras otras fueron perdiendo puntos al descubrirse en los días siguientes que grandes bancos y empresas habían comprado en todo el planeta esos productos sofisticados que eran porquería cubierta de celofán.

Se hizo famoso en poco tiempo, el video de unos humoristas británicos donde se mofaban de cómo los banqueros venden basura en forma de regalos de Navidad.

Como dice hoy el profesor Tortella en el video sobre la crisis, esto comenzó en realidad en 2007, cuando quebraron varios fondos norteamericanos ligados a hipotecas basura.

Esas hipotecas habían sido concedidas por los bancos a familias con escasas posibilidades de devolver el dinero. Como los tipos de interés estaban muy bajos desde 2001 (gracias a Alan Greenspan), los norteamericanos se lanzaron a pedir créditos. Pero los bancos, en lugar de pedir una garantía seria (como se hace en España, donde se hipoteca la casa), daban créditos a personas sin ingresos, sin propiedades, sin trabajo. Los Ninjas (no income, no job, no asset).

Fue una tormenta financiera perfecta. Por un lado venía el ciclón de la codicia de las familias que se endeudaban sin límite y sin razón, y por otro, la codicia de los bancos, que prestaban sin control y sin razón. Lo mismo estaba pasando en España, solo que los bancos tenían al menos la garantía de que la persona que recibía el crédito respondía con su sueldo, su patrimonio y los avales. La deuda se mantiene de por vida. En EEUU, si no puedes pagar una casa, la abandonas. El banco se queda con ella pero no puede perseguirte de por vida.

Muchos economistas dicen que no se puede echar la culpa a la codicia, porque esa es la base de nuestra economía de mercado. En parte es verdad. Pero la codicia siempre se ha entendido como un exagerado deseo de tener cosas. "Afán excesivo de riquezas", dice la Real Academia.

Hubo un afán excesivo de poseer dinero. ¿Es malo? Todo el mundo desea tener más dinero. Pero, ¿cuánto somos capaces de arriesgar?

Demasiado.

En realidad, la noticia de la subasta de la vaca de Damien Hirst y la noticia de la caída de Lehman estaban más emparentadas de lo que pensamos. Ambas eran fruto de cierto grado de estupidez humana.

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