OPINION

Chávez, chabolas y votos

Las personas que cruzan Caracas y pasan frente a los colosales edificios de Parque Central, verán un barrio de ranchitos (chabolas) llamado San Agustín. Si preguntan qué eso que cuelga sobre las chabolas, les responderán : "Es el Metrocable, un teleférico que sirve para que la gente llegue a sus ranchitos sin subir tantas escaleras".

El barrio de San Agustín tiene teleférico. Esto significa que Chávez no piensa acabar con la miseria de los ranchitos ni trasladar a esta gente a zonas más decentes. La pregunta es: para esos ciudadanos pobres que este domingo eligen la nueva Asamblea de Venezuela, ¿qué será más importante? ¿El Metrocable o la miseria en la que viven?

Muchos pobres consideran el Metrocable una mejora sustancial de su calidad de vida. Pero Chávez no solo ha llevado este medio a los barrios pobres sino que también médicos cubanos, escuelas y mercados populares.  Pero seguirán siendo barrios de chabolas. De pobres. Por muchos médicos, escuelas y mercados populares que haya, los barrios pobres se han seguido extendiendo por Venezuela. Y lo más curioso es que Chávez espera obtener de ahí una gran masa de votantes.

Vivir en esos barrios es estar sometido a la amenaza de la delincuencia. No se sabe el número de personas que mueren asesinadas en Caracas cada año, porque Chávez prohibió estas estadísticas. Pero los periódicos hablan de ellos todos los días. Los medios calculan que unas 15.000 personas mueren asesinadas cada año, lo que convierte a Venezuela en uno de los países más peligrosos del mundo. No hay familia que no cuente haber siso víctima de un suceso dramático. Y la mayoría de los asesinatos se produce en los barrios pobres, no en los ricos o de clase media. Basta ver el reportaje de David Beriain sobre "Los guardianes de Chávez" para despejar las dudas. O la excelente crónica de Maye Primera, corresponsal de El País, sobre las morgues de Caracas.

Los votantes también se han dado cuenta de que la mayor parte de las empresas nacionalizadas por Chávez funcionan ahora peor. Los usuarios que se acercan a los supermercados muchas veces no encuentran productos básicos: pollo, carne, huevos, papel higiénico.... No los encuentran porque los sistemas de distribución y venta socialistas son menos eficientes que los capitalistas. El gran escándalo del verano pasado partió de la noticia del gran pudrimiento de alimentos en unos contenedores en un puerto. Por falta de organizacion, se estropearon miles de toneladas.

En los últimos meses, los venezolanos han sufrido además cortes en el suministro de luz y de agua.

Sumado todo eso, cualquier analista pensaría que el presidente tiene los días contados. Pero no los tiene. Apalancándose en la maquinaria del estado, en la propaganda exhaustiva y en las consignas, ha penetrado con su mensaje patriota y socialista en las capas más modestas de la población a las que sigue prometiendo esperanza. Sus círculos bolivarianos, especie de grupos de acción, son eficientes organizando actos, manifestaciones y reacciones.

Aunque la oposición carezca de esa capacidad de movilización, y aunque no tiene un líder tan carismático como Chávez, también está avanzando poco a poco. Algunos opositores a Chávez han ido conquistando feudos chavistas como el barrio de Petare, el más populoso de Caracas, muy pobre y muy peligroso.

Este domingo se decide la nueva composición de la Asamblea, que tiene tiene 165 miembros. La oposición necesitaría al menos 56 escaños para neutralizar las leyes orgánicas de Chávez, y 67 para que el presidente no gobierne por decreto ley. ¿Lo logrará? Las encuestas dan una pequeña ventaja a la oposición, formada por una ensaladilla de 18 partidos.

Si la oposición gana más de la mitad de los votos sería un acto heroico porque el presidente Chávez les combate con una increíble maquinaria de propaganda para favorecer a su formación política, el Partido Socialista Unido de Venezuela. "Por ley, obliga a conectar al mismo tiempo todas las emisoras de radio y televisión para inaugurar pollerías y hacer campaña", denuncia Manuel Pérez, candidato de Movimiento de Integridad Nacional.

"Aquí manda un militar y  toda su estrategia es militar: cree que hay que derribar al enemigo colina por colina", añade Pérez. "Por eso, si ganamos, sería una mensaje al mundo: Venezuela no es solo Chávez", dice Manuel Pérez.

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