OPINION

Si quieres comprar un e-book pincha en EEUU

José A. Pérez, uno de los blogueros más famosos de España (Mi Mesa Cojea), publicó ayer en Twitter lo siguiente: "Ayer leí la crítica de un libro en El País. Entré en Amazon y me lo descargué en el iPad con UN click. Aprendan, editoriales españolas". (@mimesacojea).

Ante las preguntas de los internautas sobre de qué libro se trataba, dio más información: "Me costó 9'99$. Es "The Shallows. What the Internet is doing to our brains", que acaba se salir. (Lo superficial: qué le está haciendo internet a nuestro cerebro).).

La mayor parte de los libros digitales de Amazon valen menos de 10 dólares, lo cual equivale a unos 8 euros. En España, por ese precio sólo se consiguen libros de papel de bolsillo y algo antiguos. Pero además, Amazon ha creado un portal donde comprar un libro es tan sencillo como chasquear los dedos.

No extraña leer en TechCrunch que las ventas de e-books en Amazon ya han superado las ventas de libros de papel en rústica. Por cada cien libros de rústica, la librería on line vende 115 e-books.

Hace tiempo, ya se anunció que los libros electrónicos vendidos por Amazon ya habían superado a los de tapa dura. En julio pasado, ya vendía 143 libros digitales por cada 100 libros de tapa dura. Ahora ya vende tres veces más libros en versión electrónica, que esos mismos en tapa dura. El negocio digital se dispara.

La tienda de Kindle, el dispositivo electrónico para leer libros digitales, ya tiene un archivo de 810.000 títulos digitales, según TechCrunch. De ellos, unos 670.000 se venden a menos de diez dólares, y como dice el portal tecnológico, incluye 107 títulos que han sido super-ventas en la lista de The New York Times.

Gracias a ello, Amazon ha logrado por primera vez en su historia arrojar unos beneficios de 10.000 millones de dólares en un trimestre.

Por cierto, tal como anuncia Amazon en su portal: el producto más vendido no es un libro. Es un lector electrónico de libros. Kindle.

De modo, que, volviendo a la tesis del bloguero de Mi Mesa Cojea, ¿qué están esperando las editoriales españolas?

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