OPINION

La cruzada de José Eugenio contra la Ley Antitabaco

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José Eugenio Arias-Camisón es vasco. Es fácil adivinarlo: en su asador hay un escudo de Donosti; en su asador, hay muchos pintxos; en su asador hay platos vascos como crepes de txangurro, txikis, cocochas...

José Eugenio ya es un tipo popular. En enero hizo su guerra al sistema. Se opuso a la ley antitabaco. Qué historión: este tipo se oponía a la Ley Anti Tabaco que se puso en marcha el 2 de enero, y que prohíbe fumar en los lugares públicos cerrados o abiertos, desde bares a parques infantiles, desde los alrededores de hospitales a los asadores.

Pero todo el que quisiera fumar en su asador podía hacerlo. Dentro. A todo trapo. Por eso los periodistas cayeron como abejas en su asador con sus cámaras y sus micrófonos.

El asador Guadalmina se convirtió durante días en el bastión del buen fumador. José Eugenio apareció en televisión y en los periódicos con su habano entre los dedos, espirando volutas como ondas de dragón.

La autoridad pertinente, fue al local y le conminó a deponer su actitud. No era una actitud. Era un desafío. Le dieron una fecha. O dejas de fumar, o te ponemos una multa. 145.000 euros nada menos.

José Eugenio se pasó por el forro a la autoridad pertinente. Para impertinentes él y sus puros.

El asador Guadalmina está situado en Guadalmina, por supuesto, cerca de San Pedro de Alcántara, justo al borde de la autopista. Está en un pequeño centro comercial lleno de restaurantes.

Son las siete de la tarde y por la tele están pasando un partido de fútbol. El Real Madrid contra... Da igual. Lo que importa a la gente que llena el salón es el Real Madrid. Hay una camiseta del equipo blanco enmarcada en una pared. Al lado, una de La Roja. Un cartel avisa, como Dante, dónde estamos entrando: "ESTA CASA ES ESPAÑOLA, CATOLICA Y DE DERECHAS".

Una herriko taberna en Guadalmina. "PERDONEN LAS MOLESTIAS". Dice el cartel.

Más que un asador, esto parece un Dazibao. Está lleno de carteles por todas partes: en uno, se ve al presidente Zapatero en un fotomontaje en el que parece Bin Laden. En otro, se establece una cruda relación entre la "autoridad" administrativa de la zona con un plato de chorizos fritos.

De una pared cuelgan tres periódicos: ¿adivinan cuáles? El Mundo, La Gaceta y La Razón. Mejor no preguntar por qué no ofrecen Público o El País.

Ah. El asador está repleto de carteles que prohíben fumar. Se ve la señal de tráfico del círculo rojo con una raya sobre un cigarrillo. Abajo dice con ironía: "Os necesitamos sanos para COTIZAR muchos años más".

En febrero de este año, a pesar de su desafío, José Eugenio Arias-Camisón tuvo que acatar la orden porque le cerraron el local. Poco después dijo que en su local no se fumaría. Pero añadió: "El 10 de febrero [fue el día en que cerraron el local] fui víctima de un golpe de estado del Gobierno dictatorial socialista y su fiel cómplice, la Junta de Andalucía", según informaba la prensa.

Abrió un mes después.

"Las ventas me han caído un 40% desde entonces", dice apoyado en la barra de su asador.

La popularidad no le ha atraído más clientes. Bueno, sí, algún periodista, atraído por el morbo. Pero nada más. "¿En serio no le ha ayudado la popularidad que le ha dado prensa?".

"Todo lo contrario: ahora los etarras saben donde estoy", afirma.

José Eugenio dice que tuvo que salir del  País Vasco porque le amenazaron de muerte. Se vino a Guadalmina, centro de peregrinación de los vascos que quieren secarse de tanto sirimiri, y ahora regenta este asador que tiene cierto éxito. Pero él insiste en que las cosas están muy mal.

"No sé qué va a pasar con la hostelería. Con la ley antitabaco y la crisis, la hostelería ha perdido el 40% de sus ingresos. Vamos a ver si en mayo mejora la situación", dice con poca confianza pensando en la primavera.

Los ojos le brillan cuando le pregunto si va a ir a la manifestación del 9 de mayo. "¡Por supuesto!". Es en Madrid. Este lunes por la tarde. Se dan citas los hosteleros de España para protestar contra la ley que, según ellos, está clavándoles una estaca en su corazón.

José Eugenio está tan enfadado con el gobierno que ha creado una página web (www.reformaoruina.com) donde solo aparece un texto. Resumen: el presidente de la Federación Española de Hostelería (FEHR), José María Rubio, es un tipo "ambiguo" porque en público no ataca al gobierno socialista ("para poder mantener las subvenciones") pero en privado sí lo critica. José Eugenio afirma que Rubio está tratando de desinflar la manifestación del lunes. Y por eso, este vasco pide en su web a todos que se movilicen.

La web invita a los hosteleros a asociarse. Hay que evitar la ruina del sector.

Si las cosas no mejoran, peligran miles de puestos de trabajo. En el asador Guadalmina hay 16 camareros que hacen su trabajo sabiendo que el patrón ha depositado una fianza de 140.000 euros (todavía está pendiente) y de que también pueden sufrir las consecuencias de la Ley Antitabaco.

La ley en teoría les beneficia porque ya no tienen que respirar humos. Sin embargo, se rumorea que en determinadas horas, no se sabe si la de los coyotes o la de esa "tortilla jugosa" que vende el asador, el local se llena de parroquianos que encienden sus cigarrillos y sus cigarros.

Y se rumorea que a la hora de cobrar, los camareros miran el habano, calculan el coste y anotan: pacharán de la casa o Baileys.

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