OPINION

Mi gran deuda griega

partenon
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Un empleado medio de los ferrocarriles griegos ganaba hasta hace poco 65.000 euros al año. El sueldo era tan elevado que un antiguo ministro griego de Finanzas, Stefanos Manos, llegó a decir que salía más barato meter a los pasajeros en taxis que usar los trenes.

Con unos ingresos de 100 millones de euros, los gastos salariales de los ferrocarriles griegos eran de 400 millones, cuatro veces más, eso sin contar otros gastos por 300 millones adicionales. "Tenemos unos ferrocarriles que están más quebrados de lo que la comprensión humana puede admitir", dijo Manos a un periodista de Vanity Fair.

Pongamos el caso del sistema educativo público. Tiene cuatro veces más profesores por alumno que Finlandia, el paraíso de la educación. Y sin embargo, es uno de los sistemas educativos más ineficientes de Europa, hasta el punto de que las familias griegas tienen que contratar profesores particulares para mejorar el nivel de sus niños.

La edad de retiro para las profesiones duras es de 55 años para varones, y 50 años para mujeres. Hasta ahí todo comprensible. Pero ya se entiende menos que por profesión dura se incluya a peluqueros, camareros, músicos, locutores de radio y así hasta 600 profesiones.

El sistema de salud griego es uno de los más generosos del mundo. Lo malo es que muchos médicos y enfermeras se llevan a su casa materiales que en teoría son para los enfermos, desde papel higiénico hasta tiritas. Y eso no es todo: cualquier persona que acuda a un médico sabe que debe sobornar a los galenos. Es más, cualquier empleado público es sobornable.

Y si hablamos de altos empleados públicos como ministros, la cosa adquiere tintes gigantescos. Lo normal es retirarse de la política con muchos millones en la cuenta corriente y varias casas.

En octubre de 2009, Giorgos Papaconstantinou fue nombrado ministro de Finanzas. Apenas se sentó en su despacho, convocó a todo el personal de confianza y les dijo: chicos, vamos a revisar las cuentas para ver la realidad. En teoría, el déficit público griego era del 3,7%, es decir, que por cada 100 euros, gastaba 103,7. Admisible.

Pero a raíz de esas revisiones diarias de Papaconstantinou, el déficit aumentaba de día en día en la contabilidad nacional. Por ejemplo, en lugar de 300 millones en un tipo de pensiones había que soltar  1.100 millones de euros. Y al final de cada día, Papaconstantinou preguntaba. "Bueno chicos, ¿es eso todo?". Y respondían: sí claro.... hasta que alguien levantaba la mano y decía: Bueno, aquí han aparecido unos millones más.

Algunas de las cosas que se encontró Papaconstantinou eran incomprensibles. El ministerio de Agricultura había creado una contabilidad B para fundar un departamento de fotografía aérea digital de los campos griegos que empleaba a 270 personas. Lo extraño era que ninguna de esas 270 personas sabía nada de fotografía digital. Solo sabían de peluquería.

Esos euros de más elevaron el déficit griego de 2009 del 3,7% al 12,5%. De 7.000 millones a 30.000 millones de un plumazo. Al saberse estas cifras, en aquel otoño de 2009, estalló la crisis griega. Era una crisis causada por las excesivas deudas del estado. Una película de terror que se podría titular "Mi gran deuda griega".

Era imposible detectar esta locura contable por dos razones: no existía ninguna oficina de control presupuestario, y tampoco eran fiables las estadísticas públicas porque dependían del gobierno, y cada gobierno las manipulaba a su gusto.

Y ahora imaginen la cara que se les puso a los ministros de economía de la Eurozona cuando Papaconstantinou les dijo en la reunión rutinaria que el déficit era tres veces mayor del anunciado. "Se atragantaron", confesó Papaconstantinou a Vanity Fair. Después de aquel encuentro, el ministro de Finanzas holandés se acercó a Papaconstantinou y le dijo: "Oye, George, sabemos que no es tu culpa pero, ¿no va a ir nadie a la cárcel por esto?".

Pero ese no era el mayor problema. Había uno mucho mayor que aquel maremoto de gastos ilógicos.

El estado griego se estaba quedando sin dinero para pagar a sus empleados públicos porque no recaudaba impuestos. En aquel año de 2009 hubo elecciones generales que fueron ganadas por el PASOK, el Partido Socialista. ¿Y cuál es la promesa que hacen los candidatos que quieren llegar al poder en Grecia? Quitar los impuestos.

Eso explica que Grecia haya pedido ayuda a sus socios europeos. En 2010 se aprobó concederle 110.000 millones de euros, que están casi transferidos a falta de unos 8.000 millones. La condición para este pago es que los griegos se ajusten el cinturón porque si no, es una ayuda en balde.

El gobierno de Papandreu ha recortado gastos por donde ha podido, pero cada vez que le visita una comisión de la Eurozona y el FMI para ver las cuentas, aparecen nuevos agujeros. Entonces, se congela un tramo de préstamos hasta que Papandreu anuncie nuevas medidas, como la de poner un impuesto de cuatro euros por cada metro cuadrado a los propietarios de viviendas que aprobó el fin de semana pasado.

Pero los que conocen Grecia saben que eso es una misión imposible. Nadie paga impuestos en ese país, excepto los asalariados. En cambio, los grandes potentados y los autónomos esquivan al Fisco o lo sobornan.

Los inspectores de Hacienda están corrompidos, y si hay alguno que quiera destapar esa red de corrupción, es inmediatamente rebajado de categoría, de modo que ya no puede ser testigo de los manejos de los altos contribuyentes con la Hacienda griega.

La deuda griega ya es de 328.000 millones de euros, más del doble de lo que el país produce en un año en bienes y servicios. ¿Cuándo y cómo se va a pagar eso?  Grecia solo tiene dinero hasta octubre. Luego queda otro préstamo gigantesco que se calcula que puede ser de 160.000 millones de euros para llegar al 2014, pero claro, se irá soltando por tramos a medida que Grecia cumpla los planes de austeridad.

¿Son duras estas medidas exigidas a los griegos? Por supuesto, porque el gobierno griego está recortando salarios, pensiones, sanidad y obras públicas, lo cual ha producido una oleada salvaje de huelgas. Pero, ¿alguien conoce otra solución a la gran deuda griega? ¿Le prestaría usted dinero al estado griego sabiendo a qué lo dedica?

PD: esta información se ha hecho gracias a un reportaje en Vanity Fair (gracias a la colaboración de Miguel Fernández que lo vio) y datos de Eurostat, del FMI e informaciones de agencias.

(Mi Twitter para los que aún piensan que la deuda es un ente kantiano:

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