OPINION

Papandreu ha pasado de ser 'Diplomático del año' a 'Destructor del Euro'

Se llama Yorgos Papandreu. Tiene 59 años. Nació en Estados Unidos, en el estado de Minnessotta. Es hijo y nieto de políticos. Su padre, Andreas Papandreu, fue primer ministro de Grecia en dos ocasiones. Su abuelo George, fue primer ministro en tres ocasiones. Toda una saga.

Yorgos Papandreu ha estado en universidades de privilegiados. Estudió en Harvard, en la London School of Economics, en la Universidad de Estocolmo. Entró en el parlamento griego en 1982 y luego formó parte de gobierno socialistas como ministro de Educación y de Relaciones Exteriores.

Su destreza para limar granos con Turquía, Macedonia y otros vecinos, le ganó el favor de la prensa mundial que le pusieron el apelativo de "El hombre que tiende puentes" (European Voice, en su edición 'Europeo del Año', le llamó 'Bridge-Builder'), "Diplomático del Año", "Arquitecto del acercamiento Greco-Turco" (Le Monde)... Tiene una colección de condecoraciones de todos los países, desde la Gran Cruz de Isabel la Católica (España), hasta la Gran Cruz de la Orden de la Estrella Polar (Suecia). Así hasta quince, sin contar los premios.

Hoy, esos mismos medios le tacharían como "El enemigo del año", "El destructor del euro", "El dinamitador de Europa"... Y no le darían ni el premio de una bolsa de fritos Lays.

¿Cómo ha podido pasar de la adoración a la destrucción?

Todo comenzó a torcerse en 2009. Cuando el Partido Socialista griego ganó las elecciones en octubre, se encontró con una sorpresa hedionda. El gobierno conservador de Kostas Karamanlis le había dejado lo que se dice un 'pufo'. Grecia no tenía un déficit del 4% sino del 12,7%. Su deuda externa era de más de 300.000 millones de euros, tres veces su PIB. Sonaron las alarmas.

Y cuando se levantaron las alfombras, apareció más porquería que la prevista: en Grecia los autónomos defraudan al estado de forma masiva; las empresas públicas son un sumidero de euros; médicos y enfermeros, se llevan de los hospitales públicos hasta las gasas... Cada vez que viajaba un equipo del FMI o de la UE a Grecia, se le indigestaba la musaka. Hace poco se supo que Grecia está pagando pensiones por valor de 8.000 millones de euros a personas que ya están muertas, según informaba el diario alemán Die Welt. ¿Qué vivos las están cobrando?

Y eso no es todo: cada día se descubren más personas que han cumplido un siglo de vida. Más de 9.000, que siguen cobrando sus pensiones, claro, lo cual eleva a Grecia al podio del país con más ancianos seculares del planeta. Muy extraño.

¿Es culpa de Papandreu? No, por supuesto.  No sólo de él. Es culpa de los griegos, incluido su partido, pues estos males se han ido acumulando durante décadas. "La crisis tiene su origen en patologías graves del sistema político en las últimas tres décadas", señalaba el profesor  Takis Pappas de la Universidad de Macedonia a American Hellenic. "Para recuperarse será necesario mucho más que una gestión económica prudente. Requiere la reconstrucción de todo el sistema político e institucional de Grecia".

Papandreu se encontró con esa tarea: muchos la han comparado con la caja de Pandora de la mitología griega, llena de males y enfermedades. Yo compararía su misión con los trabajos de Hércules, en concreto, con uno: limpiar los establos de Augias, llenos de porquería desde el principio de los tiempos.

Hasta ahora ha hecho lo que le pedían: recortar el gasto del estado, sanear las cuentas, subir los impuestos, recortar las pensiones, reducir el empleo público, presentar un plan creíble y afrontar huelgas. A cambio se le han concedido más de 100.000 millones euros en ayudas, y ahora viene otro paquete similar

Por fin, obtuvo su premio: la semana pasada se acordó que los bancos que habían prestado dinero a Grecia, aceptaran perdonar el 50%. Y cuando todo el mundo se había retirado a su casa contento, Papandreu anunció el lunes pasado que iba a convocar un referéndum para "buscar la legitimidad y acallar las críticas". El martes, las bolsas de medio mundo se hundieron.

Desde entonces, ha caído un chaparrón sobre Papandreu. Le tachan de irresponsable y de no avisar a tiempo. El comisario europeo Gunther Oetinger, le acusó de estar llevando al euro hacia la zona de peligro (aunque este mismo comisario fue el que apretó el botón de pánico y calificó de apocalipsis el accidente nuclear de Fukushima, y no pasó lo que predecía).

¿Por qué cuando todo estaba encaminado, Papandreu se ha convertido en un dinamitador?

Un análisis de Dina Kyriakidou, de la agencia Reuters, desvelaba algunas pistas. Citaba fuentes de su propio partido, que decían: "Se siente sistemáticamente socavado desde dentro por lo que decidió a exponer a todos a un debate público". Es la guerra total.

"Un hombre acostumbrado a la popularidad y la aclamación aún cuando su partido languideció en las encuestas de opinión, para Papandreu es una píldora amarga de tragar la acritud de su pueblo tras las medidas de austeridad", escribe la periodista de Reuters. "Se le veía cada vez más aislado, rodeado de un grupo de colaboradores cada vez más pequeño".

El riesgo es muy grande. En primer lugar tiene que superar esta semana una cuestión de confianza de su parlamento. El PASOK, el Partido Socialista Heleno tiene 153 diputados de los 300 del parlamento. Muchos de ellos han dicho que no le van a apoyar. Y en segundo lugar, si se convoca el referendum para diciembre o enero previsiblemente, la UE y el euro van a sufrir poderosas mareas o maremotos financieros. Si sale el 'no',  significa que los griegos no aceptan el plan de rescate de la UE y el FMI, ni las medidas de austeridad impuestas por Papandreu. Grecia tendría entonces que salirse del euro. Y si sale Grecia, ¿será el fin del euro?

Entonces, sí se podría calificar a Papandreu como "El destructor del Euro". Quiso salvar a su país como Hércules. Luego quiso salvarse él. Y al final abrió la caja de Pandora.

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