OPINION

Así recuperamos la fe en el cine español

Yo quería ser director de cine. Trabajé en doce largometrajes y un corto. Llegué al grado de ayudante de dirección; un paso antes de director. Fue a finales de los años setenta. Pero no pasé de ahí.

En aquella época se hacían poquísimas películas en España. Como no me daba de comer, empecé a estudiar periodismo. Al final, abandoné mis sueños. Era mediados de los ochenta.

Pero no perdí la fe en el cine español. Me iba a ver todas las películas españolas (que podía) con mis hijos pequeños hasta que me dijeron: "¡Basta! No queremos ver más cine español".

¿Qué le había pasado a esta industria? Había perdido una varita mágica, esa que te da el contacto con el público. Mucho cine intimista, cine erótico barato, cine malo, demasiado cine de la Guerra Civil, cine de tesis doctoral, y sobre todo, un cine no apto para todos los públicos. Se olvidaron de las masas. Perdimos la fe en el cine español.

Yo lo resumo en lo más esencial: el cine español ya no sabía contar historias, buenas historias. De vez en cuando uno se encontraba con  buen cine español, pero los cien largometrajes restantes que se hacían cada año eran infumables. La mayoría se producía para no ser estrenado. Tal como suena. Era el cine de los productores listillos que buscaban subvenciones a costa del idealismo de jovenes cineastas.

Giro total

Pero poco a poco he ido recuperando la fe. Hace años, Telecinco me comenzó a invitar a sus premieres: Celda 211 y Ágora. Luego acudí a ver más producciones de otros estudios y me he dado cuenta de que el cine está recuperando la pasión de contar historias a los demás.

Muchos critican la americanización del cine español: Planet 51 y Tadeo Jones. Es verdad. Es muy americano. Pero si es rentable servirá para hacer otras cosas buenas. Lo bueno de americanizarse es que uno re-aprende a contar historias. Guste o no, los norteamericanos son  maestros en contar historias. A los cineastas españoles se les había olvidado ese detalle.

Animación que funciona

En el cine de animación lo estamos haciendo más que bien. Y hasta hay obras bellísimas, como la trabajada O Apostolo, que sin haber sido un éxito comercial, ha demostrado que España puede dar lecciones a cualquiera (es la imagen que abre este post).

Y este año no me he perdido Lo imposible, The Pelayos, y ahora espero el momento de ver El Cuerpo y Blancanieves.  Por fin, las cifras sonríen al cine español: ya tiene el 17,9% de la cuota de mercado. No se recordaba ese dato desde hacía 27 años.

Esa es la vía: tenemos muy buenos técnicos, guionistas y directores. Estamos abriendo brecha en los mercados internacionales. Telecinco tiene un modelo que consiste en asegurar primero el mercado internacional, y luego hacer la película para públicos planetarios. Para todos los públicos. Otros le están imitando.

Lo más importante para mí es que hemos re-aprendido a contar historias. Ahora, por favor,  no debemos perder la varita mágica: sigan contando buenas historias.

Recomiendo leer:

Cómo está cambiando la forma de hacer cine español

@ojomagico

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