OPINION

Un planeta servil vendido a la poderosa China 25 años después de Tiananmen

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Los estudiantes protestaban contra dictadura. Querían un cambio. El gobierno decidió disolver las protestas a lo bruto: con carros de combate. Murieron entre 400 y 800 personas y unas ocho mil resultaron heridas. Además se procedió a a expulsión de la prensa internacional y se internó en prisión a miles de personas.

Tras esa represión, dicho país se habría merecido un boicot internacional, presiones diplomáticas para cesar la represión, aislamiento  comercial hasta que acabara con su dictadura, denuncias mundiales para dar libertad de expresión, un acoso mundial para que llegase la democracia...

Todo lo contrario. Se ha convertido en un gran protagonista de las relaciones internacionales, las empresas de todo el mundo compran baratjas en ese país porque son una ganga, y hasta algunas tienen la ilusión de venderles relojes, aviones y coches. Los gobiernos internacionales se inclinan ante ese país, a pesar de que no ha cambiado nada desde el punto de vista político. El mundo se calla.

¿Por qué? Porque se trata de China.

La represión que tuvo lugar hace 25 años en la plaza de Tiananmen de Pekín se recuerda como esas fechas marcadas en el calendario para quedar bien con la conciencia. A China le da igual porque ella es quien manda a callar a todo el mundo. Ya es la segunda potencia mundial del globo. Su poder económico es de tal calibre que tiene agarrado por las agallas a muchos países con el cuento de la deuda. China compra letras del Tesoro español o bonos de EEUU. En cantidades industriales. Tiene 1,2 billones de dólares (con b) en bonos americanos, lo que equivale al 8% de la deuda total de EEUU.

¿Y de España? Aún más: se acerca al 20% de nuestra deuda, según la publicación DirigentesDigital.

Si alguien se mete con los chinos, entonces dejarían de comprar deuda, y ¿quién financia a esos países?

Da igual que sea una dictadura comunista con más de 60 años de represión sobre su pueblo, un país que no respeta la propiedad intelectual, que roba y copia o patentes, que contamina el planeta, que falsifica, y que hace dumping social, permitiendo que sus trabajadores sean explotados en fábricas sin los mínimos niveles de seguridad laboral, sin condiciones de higiene, en jornadas que en Europa serían ilegales, y encima, sin la cobertura médica mínima.

Da igual: cuando eres poderoso, todos se inclinan. Sale la parte servil de los humanos y sus ganas de hacer negocio.

Si alguno tiene dudas, les recomiendo que se lean los libros escritos por dos periodistas españoles afincados en China: La silenciosa conquista china, y El imperio invisible, de Juan Pablo Cardenal y Heriberto Araujo (Crítica).

Les dejo una entrevista que les hice hace meses. Imprescindible.

-"Los chinos nos han hecho creer que avanzamos hacia la decadencia de Occidente".

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