OPINION

A pesar de la tensión, los españoles son más obedientes de lo que se piensa

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Algunos banqueros se frotaron las manos cuando Bankia fue intervenida por el estado, en 2012. Pensaron que los clientes de Bankia (la antigua Cajamadrid, sobre todo), correrían a sacar su dinero de esa entidad y la depositarían en los grandes bancos de este país. "Porque recuerda que quienes gestionaron mal fueron las cajas, no los bancos", repetían.

Pero no hubo pánico. ¿Cómo es posible?

En primer lugar, porque los españoles confían mucho en el Estado a pesar de que lo pongan a parir todos los días: confían en la sanidad, en la educación pública, en las fuerzas del orden, y hasta les da tranquilidad saber que su caja de ahorros ahora está en manos del Estado. Pero además, porque los españoles confían en que el sistema financiero es seguro, a pesar de las preferentes y otros productos de destrucción masiva.

Los españoles son más obedientes de lo que se piensa. Cuando la ministra de Sanidad de Zapatero, Elena Salgado, decretó que ya no se podía fumar en los bares y restaurantes, medio país se enfureció. Se habló de crisis de la hostelería, de 'otro palo' para los pequeños bares, de catástrofe, y de rebelión ciudadana.

Que se sepa, solo se rebeló un vasco que tenía un asador cerca de Marbella, y que permitía fumar y ver los partidos de fútbol dentro de su local. Yo fui allí y lo comprobé.

Pero el resto del país lo acató y desde entonces da gusto entrar en los bares y no encontrarse una nube de humo. Es más, creo que fue un buen negocio porque crecieron las terracitas de invierno con hongos de calefacción.

Lo mismo pasó cuando se aprobó el carné por puntos y las nuevas normas de circulación. Todo el mundo despotricó pero desde el primer día se acataron las normas, y gracias a eso tenemos menos accidentes de tráfico.

La mayor parte de las manifestaciones que ha habido en este país en los últimos años han sido pacíficas y solo un grupo de radicales las han intentado reventar. Incluso, las huelgas generales han discurrido tranquilamente.

El español es mucho más civilizado y obediente de lo que él mismo piensa. Acata las normas, aunque no sin rechistar. Incluso las subidas de impuestos del IRPF y del IVA que nos dejaron a todos tiritando.

Por eso, muchos gobernantes deberían hacer como José Ignacio Goirigolzarri, presidente de Bankia: agradecer a cada rato a los ciudadanos la confianza que tienen puesta en las instituciones.

Una de las pruebas es que, según las encuestas del CIS, las instituciones más apreciadas por los españoles son las que tienen que ver con el orden de la sociedad: Policía, Fuerzas Armadas, Guardia Civil... Incluso, a pesar de la tensión de los últimos meses, siguen apreciando a la monarquía.

Sorprendente, ¿no?

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