OPINION

Si estuvieras en el mismo lugar que ese chorizo, ¿serías menos corrupto?

Si estuvieras en el lugar de ese alcalde, eurodiputado, sindicalista, constructor o familiar del rey, ¿harías lo mismo? ¿Aceptarías los sobornos? ¿Te aprovecharías de tus influencias? ¿Pasarías gastos falsos? ¿Harías la vista gorda?

¿No te has hecho esa pregunta muchas veces?

Yo, sí. Y mi conclusión es que tenemos el grado de corrupción equivalente a nuestra moral general. Lo que vemos en la prensa cada día, esos escándalos que nos dejan estupefactos, son ni más ni menos que la proyección  de lo que somos.

Cuando veo a personas que se echan las manos a la cabeza y se rasgan las vestiduras al ver "la cantidad de chorizos que hay en este país",  me pregunto qué grado de corrupción han admitido en su vida. ¿Cuál es el grado de corrupción de cada uno en relación a su esfera de poder? ¿Pasamos facturas exageradas por las dietas? ¿Ocultamos información a Hacienda? ¿Robamos material de oficina? ¿Copiamos en los exámenes?

Me acuerdo de aquel político que increpó a un banquero por corrupto y resultó ser tan corrupto o más. Me acuerdo de los eurodiputados que criticaban a los gobiernos por permitir el capital especulativo, y resulta que mantenían sus pensiones en sicav que apenas pagan impuestos. Me acuerdo de empresarios que se quejan de la 'inútil clase política', y luego aparecen grabaciones donde sobornan hasta el bedel. O de los sindicalistas que protestaban contra la corrupción y ahora desfilan por los juzgados.

¿Cómo se arregla eso?

Metiendo miedo. Las imágenes de los corruptos que acaban en prisión, sean dueños de equipos de fútbol o sindicalistas,  deben asustar a los que aún no tienen muy clara la línea entre lo honesto y lo deshonesto.

Aunque mucha gente desconfíe de los jueces, yo creo que muchos de ellos están haciendo el trabajo que tienen que hacer. Meter en chirona a los corruptos, poner multas y enviar un mensaje a la sociedad en general.

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