Los anglosajones lo llaman gig. Es decir, el trabajo eventual, ocasional, de horas... Ni siquiera llega a minijob.
La palabra gig usa en el mundo de la música para expresar esas actuaciones de pocas horas de un grupo musical en un pub en fin de semana.
Y ahora se han dado cuenta de que esos trabajos esporádicos se han trasladado a todas las capas del sistema económico. Obtener un gig es conseguir un curro de horas, o días, una colaboración, un trabajo limitado, microscópico, de algunos euros. Y hay hasta webs para que te apuntes y consigas un gig. (Pinchad aquí).
¿Cómo lo llamaríamos en España? Propongo 'empleo de tapeo'.
Para entenderlo, veamos la evolución del empleo en los últimos diez años:
-Menú a la carta: salías de la Facultad, de la FP o incluso, de Bachillerato, y encontrabas empleo fácilmente: de albañil, ingeniero o reponedor. No tenías miedo al paro porque en poco tiempo ibas a conseguir otro. Te podías permitir el lujo de escoger empleo a la carta
-Menú del día: cuando empezó la crisis en 2008, conseguir empleo fijo era casi una carrera de obstáculos. Cuando conseguías uno, alguien te leía las condiciones. Tú ponías cada de asombro. Y te decían: "Es lo que hay, chaval. Lo tomas o vete porque hay cola". Como los menús del día. Ya ni soñabas con pedir a la carta.
-De tapeo: es la última moda. Nuestro gig. Pillas lo que hay. ¿Duración? La que sea. No te pagan mucho por esas horas en un súper, esa sustitución en una gasolinera o por unas colaboraciones. Pero si logras un poquito por allí y otro por allá, puedes ir tirando. Como cuando vas de tapas: unas tapitas por aquí y otras por allá, te gastas poco y ya has llenado el estómago.
Si lo prefieren, lo podemos llamar un 'tapas' job'.
Foto: cortesía de freedigitalphotos.net
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