OPINION

La triste y dolorosa historia de lanzar un fármaco contra el virus Ébola

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Nos encontramos ante uno de los mayores enemigos de la humanidad.  El virus Ébola. Se incuba en un periodo de 2 a 21 días, desangra interiormente a los infectados, y tiene una mortalidad del 50% al 90%. Ha sido calificado como 'arma biológica'.  ¿Es que no hay ningún medicamento eficaz contra este enemigo?

Se está probando ya una medicación que se llama ZMapp y es de Mapp Biopharmaceutical. Lo ha sacado casi sin probarlo esta compañía farmacéutica norteamericana. Corre tanta prisa, que la autoridades norteamericanas prácticamente le han dado el visto bueno.  ¿Saben cuál es el problema?

Los médicos: como ellos asumen la responsabilidad de administrarlo, dicen que no se puede lanzar un medicamento así como así, sin tener todas las garantías. Y hasta la Organización Mundial de la Salud pone sus pegas: "No se pueden realizar ensayos clínicos en medio de una pandemia".

He aquí el problema de los nuevos medicamentos: descubrirlos y lanzarlos es una tarea más larga y costosa que idear, diseñar y producir un coche nuevo. Y quien se salta alguna etapa corre el riesgo crear un mal mayor.

Un periodista de la revista Forbes hizo un cálculo razonado sobre cuánto cuesta en general lanzar un fármaco. Tomó la cifra que invierten las grandes farmacéuticas en investigación y desarrollo, y la dividió por el número de medicamentos que habían lanzado realmente en un periodo determinado.

A Astra Zeneca le sale por 7.160 milones de euros  cada medicamento. La Asociación de Industrias Farmacéuticas del Reino Unido calcula que la media es un poco menor: cerca de 1.500 millones de euros por medicamento.

¿Por qué tan caro?

Porque hay que pasar por muchos obstáculos: si un laboratorio pusiera en marcha una investigación para hallar la cura del Ébola, tendría que empezar  con varios tratamientos a la vez. Luego, iría descartando algunos. Los probaría en ratones, y al final, con algunos seres humanos. Entonces empezarían a pedir permisos a las autoridades sanitarias, que quieren 100% de garantías de que eso no va a tener efectos negativos. Luego, tendrían que calcular si hay mercado para ese medicamento en función del precio de venta y el público que padece la dolencia.

Entre el comienzo de esta película y el final pueden haber pasado entre 5 y 10 años. Lo terrible es que, mientras tanto, la gente se va muriendo.

A veces, no les compensa sacar el medicamento porque sus efectos son tenues, no fiables, demasiado caro al público o sus consumidores muy pocos. Entonces, a la basura.

Sucede que Guinea Conakry, Liberia y Sierra Leona, los países africanos infectados, están entre los más pobres del mundo.

¿Puede un gobierno africano pagar miles de millones de euros para un solo medicamento? Acabaría con su presupuesto nacional. El PIB de Liberia es lo mismo que cuesta sacar un medicamento medio: 1.500 millones de euros.

La otra solución para una farmacéutica es saltarse varias etapas y jugársela a la suerte, que es lo que ha hecho Mapp Bio. Pero si aparecen efectos secundarios, entonces el remedio es peor que la enfermedad.

Para una información más científica les recomiendo leer este post de Ciencias y Cosas. 

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