OPINION

Isla de Tórtola, de cueva de contrabandistas a paraíso fiscal de Emilio Botín

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En el segundo viaje de Colón al nuevo continente, descubrió un grupo de islas muy pequeñas. Según la leyenda, a una de ellas la llamó Tórtola,  que es un tipo de paloma.

Desde el principio, ese archipiélago fue un nido de contrabandistas y de piratas. Los españoles libraban batallas contra Barbanegra y el capitán Kidd. La isla pasó a manos holandesas y por fin a manos británicas junto con todo el grupo de las Islas Vírgenes.

Los británicos emprendieron plantaciones de caña de azúcar y trajeron esclavos de Africa. Luego, cuando estalló la Guerra de la Independencia en EEUU, los leales a la corona británica fueron alojados en estas islas caribeñas, donde la temperatura media no baja de los 20 grados.

La trata de esclavos siguió siendo un negocio muy lucrativo para los súbditos de su majestad hasta que en 1834 un edicto acabó con esa infame costumbre. Sin esa mano de obra gratuita, y con la creciente competencia de grandes ingenios azucareros instalados en Cuba, la isla fue perdiendo peso y población. Muchos residentes emigraron.

Cuando estaba a punto de convertirse casi en un peñón en medio del Caribe y un lugar para el relax de los turistas, a alguien se le ocurrió aprobar una ley providencial. Era la Ley para los Negocios de las Empresas Internacionales. Se aprobó en 1980 y su objetivo era animar a las empresas a instalar sus fondos en esa isla, los cuales iban a ser protegidos de cualquier inspector de Hacienda alevoso.

Poco a poco, la isla de Tórtola fue recuperando la riqueza y se convirtió en un pequeño paraíso del Caribe. La población pasó de pocos miles a más de 22.000, la mayor parte de los cuales viven en la capital, Road Town, que es también la capital de las islas Virgenes.

Justo esta ciudad y esta isla fue la escogida por Emilio Botín para poner a buen recaudo parte de su fortuna alojada en Suiza y otros paraísos. "Los Botín utilizaron una verdadera telaraña de sociedades para esconder al máximo quién era el propietario real del dinero, la mayoría de las cuales están domiciliadas en los paraísos fiscales de Panamá y las Islas Virgenes Británicas del Caribe (concretamente la isla de Tórtola), que a su vez figuran a nombre de numerosos testaferros", afirma El Confidencial, que ha publicado la llamada lista Falciani de personas que tenían sus cuentas en el HSBC de Suiza.

Si uno busca Isla de Tórtola en internet se encontrará con multitud de páginas que elogian su clima delicioso, sus acogedores puertos para cruceros de recreo y sus blancas playas, una de las cuales se llama 'la Cala del Contrabandista' (foto de arriba).

Pero si busca servicios financieros se encontrará con esto. "Las Islas Vírgenes han desarrollado una infraestructura financiera moderna que se encarga de los requisitos necesarios para los negocios de los bancos de hoy, las sociedades fiduciarias, custodios autorizados de acciones al portador y de financiación para empresas y servicios financieros monetarios", dice la página web oficial.

Eso, y no el turismo, es lo que ha hecho que esta pequeña colonia humana con nombre de ave de la paz, y de 55 kilómetros cuadrados, tenga un alto nivel de vida. Gracias a que muchos, como el fallecido Emilio Botín, lo consideran paraíso fiscal.

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