OPINION

Así funciona el negocio de los traficantes de vidas humanas en el Mediterráneo

inmigrantes mar
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Miembros de varias organizaciones humanitarias hicieron hace unos días una descripción de cómo funcionan los traficantes de inmigrantes en el Mediterráneo.

Los puntos de partida masivos están en Libia, un país sin control desde la caída de Gaddafi. Esa falta de control gubernamental es lo que anima a miles de personas de Africa y Oriente Medio a concentrarse en esas costas para tratar de saltar a Europa.

¿De dónde vienen estas personas? La mayoría vienen de Siria, un país que están sufriendo una sangrienta guerra civil. Pero también vienen de otros sitios como Somalia.

Todos esos refugiados saben que en Libia hay personas que pueden conducirles a Europa pagando cierta cantidad. Esa cantidad oscila entre 400 y 2.500 euros por persona.

Hasta que consiguen un barco que les lleve a Europa, los inmigrantes esperan en sitios que solo pueden ser calificados de cárceles. Allí los traficantes les acosan, les pegan e incluso violan a mujeres. Cuando estos refugiados no tienen dinero para pagarse el viaje, los traficantes los retienen hasta que las familias envían dinero. Una mujer somalí confesó que la retuvieron hasta que su familia pagó 1.500 euros.

"Algunos inmigrantes cambian de idea cuando están en la playa: entonces los traficantes les obligan a subirse al barco a punta de cuchillo, palos o armas", afirmaba Flavio di Giacomo, portavoz de la Organización Mundial de Migración.

Los que rehúsan son encarcelados en terribles condiciones.

Los traficantes alquilan barcos con capitanes poco experimentados y los envían a las costas italianas principalmente. Saben que tarde o temprano llegará el rescate. Italia rescata 150.000 inmigrantes en las aguas del mediterráneo cada año. Esos rescates actúan a su vez como anzuelo para el negocio de los traficantes de vidas humanas, a quienes les importa poco si sobreviven o llegan a la costa.

Eso fue lo que sucedió en la tragedia reciente en la que murieron unas 800 personas. Un barco se acercó para ayudar al pesquero donde había cientos de inmigrantes, muchos de ellos hacinados en las bodegas. Pero el pesquero, según testigos, en lugar de ponerse junto al otro barco de ayuda, hizo una mala maniobra y lo embistió.

Eso selló la vida de cientos de personas en el interior del pesquero, pues inmediatamente zozobró y se hundió. Solo sobrevivieron 28 inmigrantes. Pero eso importa poco a los traficantes de vidas humanas que operan en Libia.

Yuri Fedotov, director de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Crimen, afirmó a la agencia Reuters que "los traficantes de vidas humanas explotan la desesperación de estas gentes y sus redes obtienen enormes beneficios".

El año pasado entraron 220.000 inmigrantes ilegalmente en Europa. Si se estima que cada uno haya pagado 1.000 euros a los traficantes por pasar las fronteras, eso supone una cifra de 220 millones de euros.

La Organización Mundial de Migración estima que de seguir el flujo, este año podrían perecer en las aguas del Mediterráneo unos 30.000 inmigrantes.

Para evitar esto, la UE ha duplicado los medios del Plan Tritón. La meta consiste en "identificar, capturar y destruir las embarcaciones antes de que sean usadas por los traficantes".

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