Empezaron con un caso de corrupción al mes. Luego, uno a la semana. Ahora un escándalo al día.
En eso se ha convertido el PP: en el partido de los escándalos, la corrupción, la malversación y las excusas.
¿Lo último? Que se reabre el juicio a Esperanza Aguirre (la candidata a la alcaldía de Madrid) por desobedecer a la policía. ¿Lo anterior? Que Luis Bárcenas, el extesorero, va a demandar al Gobierno y al CNI por espiarle sin permiso judicial.
¿Y antes? Que el presidente de la diputación de Valencia fue pillado en un coche contando billetes, al parecer fruto de unas comisiones.
Y así, un escándalo por día.
Muchos militantes honestos ya abandonan el PP y se pasan a Ciudadanos. Y votantes. Incluso a Podemos, porque así castigan más a su ex partido.
No voy a decir aquí eso de '¿quién se iba a imaginar?', porque todos los partidos, del PP a Podemos, hacen lo mismo: se corrompen.
Cuando un partido lleva tres o cuatro legislaturas encadenadas en el poder se corrompe porque piensa que 'él es el poder'. Pero, caray, que el PP lleva poco más de tres años y ya está superando todos los récords que había dejado el PSOE, algunos verdaderamente olímpicos como los ERE de Andalucía.
Parece como si al PP le sucediera lo mismo que a los protagonistas de ciertas películas de ciencia ficción: solo les queda apretar el botón de autodestrucción antes de que el monstruo les devore.
(Foto cortesía de freedigitalphotos.net, Stuart Miles)
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